Luego del tsunami político de la semana, que representó la serie de acusaciones de corrupción que se lanzaron Elba Esther Gordillo y Miguel Ángel Yunes, que alcanzaron olas de más de 10 metros de altura, lo peor que puede pasar es que como suele suceder en estos casos, luego del asombro y la indignación pública, no pase nada.
Lo único nuevo en el escándalo político de esta semana, es la serie de datos que se han dado a conocer, ya que la complicidad que tenían ambos personajes era pública y notoria.
Habrá que recordar aquella célebre reunión del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en donde la maistra Elba Esther Gordillo –teniendo a su lado a Miguel Ángel Yunes Linares- anunció que ya se estaban preparando para venir a gobernar –saquear- al estado de Veracruz.
Como también es bien sabido que la Secretaría de la Función Pública en su página web desde el año pasado tiene los resultados de las auditorías practicadas a la administración del ISSSTE en tiempos de Miguel Ángel Yunes Linares, en donde se narran algunas de las múltiples irregularidades detectadas.
Las auditorias ya han sido practicadas, las irregularidades ya se tienen detectadas, lo que no se tiene es la voluntad política para proceder conforme al derecho y la ley.
Son muchas las instancias y dependencias de gobierno federal y estatal que tendrían que intervenir para aclarar y sancionar a los responsables del escándalo Elba Esther Gordillo Miguel Ángel Yunes Linares, pero por más grande que sea la corrupción exhibida públicamente, mientras no exista la determinación de ejercer y ejecutar la ley, nada pasara.
Para no ir muy lejos, en que quedó el escándalo de la detención de Hank Ron, en nada.
Sería muy lamentable, que ahora que la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y el ex director de ISSSTE y ex aspirante a la gubernatura de Veracruz Miguel Angel Yunes Linares, han hecho públicas sus tropelías, como suele suceder en tantos casos políticos en este país, luego de la marejada del escándalo, no suceda nada, pese a los múltiples daños al patrimonio de los mexicanos y en particular de los veracruzanos.
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