Por Miguel Ángel Cristiani Glez.
Comenzó el desfile-pasarela de secretarios de despacho del
gobierno estatal, por el Congreso del Estado, para –se supone- ampliar y
detallar con las famosas comparecencias del Quinto Informe de Gobierno, que
todos los años se pone en evidencia que es un trámite anacrónico y se dice que
será modificado, pero nunca sucede tal cosa.
Por principio de cuentas, habría que señalar, que la mayoría
de los y las señoras diputados locales, no se toman la molestia de leer los
gruesos volúmenes que integran el Quinto Informe de Gobierno, en consecuencia,
no están preparados para cuestionar y demandar la ampliación de la información.
Tan no están preparados los diputados y diputadas para
cuestionar, que en la mayoría de los casos, previa a la reunión, se les
entregan las tarjetas, preparadas en la oficina del ponente, quien ya lleva
también preparada las respuestas, por lo que la intervención se limita más bien
–en el mejor de los casos- a leer el texto de las preguntas arregladas.
Las llamadas comparecencias de los secretarios, son en
realidad un montaje escénico, para que los titulares puedan –en la mayoría de
los casos- repetir lo que ya se dice en el informe y tratar de lucirse ante los
medios de comunicación que cubren el evento.
Cuando algún legislador hace alguna pregunta sobre su
distrito, generalmente es para “llevar agua a su molino” es decir, cuestiona
porque no se construye un camino “que están demandando mis representados” para
comunicar a tal o cual población. Lo que no dice es que por ese camino –casualmente-
se encuentra localizado su rancho.
Se dan también los casos, de que ante la falta de interés,
no solo de los legisladores, sino de la población en general en asistir a las
comparecencias, se recurre al tradicional método de acarreo, llenando el
auditorio con empleados y funcionarios de la respectiva dependencia.
Hay quienes convierten la comparecencia en una comparsa
carnavalesca, en donde no solo hay acarreados, sino que además se monta todo un
operativo alrededor del palacio legislativo, en donde además se reparten
tamales y atoles, como si se tratara de una verbena popular de pueblo y no un
acto solemne y formal.
En fin, que todos los años es lo mismo, se reconoce que el
formato de las denominadas comparecencias de secretarios ante el Congreso Local
no funcionan adecuadamente, se promete que se van a modificar, pero no se hace
nada al respecto.
Para el año entrante, en que será el último informe de
gobierno de la actual administración estatal, a unos días de que concluya,
habrá mucho menos interés en lo que los secretarios de despacho tengan que
decir.
Sería una buena ocasión, para de plano, desaparecer lo que no funciona y
únicamente sirve para el lucimiento mediático de los funcionarios.
Pregunta Pancho López el filósofo del pueblo: ¿qué pasa si los funcionarios que prometen decir "la verdad y nada más que la verdad" no cumplen con el juramento y dicen, mentiras y más mentiras?
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G.
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