Por
Miguel Angel Cristiani Glez.
Estoy
leyendo la versión impresa del periódico español EL PAÍS, en su versión para Latinoamérica
y me encuentro con una nota en primera plana que dice “Iberoamérica lanza su
programa Erasmus para el curso próximo” con un bajante: el objetivo es alcanzar
los 200,000 alumnos y profesores para el
año 2020.
Es bien
sabido que la madre patria se encuentra viviendo una tremenda crisis económica,
que ha llevado a miles de trabajadores al “paro” que no es otra cosa que el
desempleo, por ello llama la atención el hecho de que se esté promoviendo un
programa de movilidad universitaria entre países que pretende llegar a los
200,000 alumnos, profesores e investigadores.
Por
asociación de ideas, me pregunto cuántos jóvenes estudiantes de periodismo,
podrían aprovechar este programa de intercambio académico para enriquecer sus
conocimientos y experiencia profesional.
Creo
que aquí en el estado de Veracruz, hasta ahora se han enviado únicamente maestros
e investigadores a los intercambios al extranjero, pero resultaría muy oportuno
el que se abriera el abanico de oportunidades a quienes se encuentran aún en
proceso de preparación.
Posiblemente,
la Comisión Estatal para la Defensa de los Periodistas, podría aprovechar esta
oportunidad, para ofrecer a los comunicadores veracruzanos, la posibilidad de
ir a España a actualizar y mejorar sus conocimientos.
La nota
publicada en EL PAIS es la siguiente:
Iberoamérica se ha esforzado desde los noventa en que
las clases más desfavorecidas accediesen a la Universidad y su nuevo reto —sin
descuidar el primero— es alcanzar más calidad. Ello pasa por el intercambio de
conocimientos y la movilidad de estudiantes, profesores e investigadores.
Por eso en el mes de diciembre los jefes de Estado y de Gobierno del
subcontinente, España y Portugal acordarán dar forma a su plan de intercambio
de estos tres destinatarios. Así lo anunció ayer la nueva secretaria general
iberoamericana, Rebeca Grynspan, en el seno del III Encuentro
Internacional de Rectores de Universia (el espacio que potencia un sistema
universitario global del Banco Santander).
La intención es que 200.000 iberoamericanos entre
alumnos, profesores e investigadores hayan disfrutado de una experiencia
internacional con este
programa en 2020.
En el curso 2015-2016 se espera que sean 25.000
estudiantes los pioneros del programa y que estos suban de forma aritmética.
“No hemos elegido aún el nombre, quizá deberíamos organizar un concurso. ¿No
creen?”, ironizó Grynspan. En épocas anteriores ya se habló de un Erasmus
iberoamericano, pero no con la intención política de ahora. Da idea del sendero
trazado que en agosto los ministros de Educación iberoamericanos acordarán en
México las becas Pedro Freire, auspiciadas por la Organización de Estados
Iberoamericanos (OEI), que permitirán la movilidad de los maestros y los
profesores de secundaria. La idea es que el primer curso se beneficien 1.500
docentes.
En un primer paso la idea es que este Erasmus
iberoamericano otorgue becas de entre 3.000 y 4.000 euros para estancias de
hasta seis meses. En las universidades que incluyan prácticas obligatorias para
graduarse, estas también entrarán en el programa. Y a la larga establecer
relaciones con el Erasmus europeo. Grynspan asegura que no quiere centralizar
todas las ayudas, sino conseguir el apoyo de instituciones privadas. En 2012
había en Latinoamérica 20 millones de universitarios, y la intención es que se
duplique la cifra en el 2025.
No se conoce todavía con qué presupuesto se dotará (se
calcula que harán falta 90 millones de euros), pero sí se sabe que la idea es
que se involucre también el sector privado. Las conversaciones con las empresas
comienzan ahora, aunque según la secretaria son muchas las compañías interesadas.
Reclama el “respaldo” del Santander, aunque hay otros organismos que en los
últimos años han volcado en la Universidad su labor social corporativa. Es el
caso de las fundaciones de Telefónica o Slim.
Este Erasmus iberoamericano nunca se hubiese podido
plantear sin el crecimiento económico de los últimos años. “Latinoamérica es
una región a la que se ve con optimismo, donde casi sin excepción los países
han entrado a la categoría de países de ingreso medios”, recordó Grynspan.
“Varios son ya de ingresos altos y otros son considerados emergentes. En el G20
tenemos a Brasil, México y Argentina”. Dos de cada tres universitarios
pertenecen a la primera generación que accede a la universidad en la familia.
Este anuncio tiene un precedente en la cumbre de Guadalajara (México), en 2010. Entonces, el Banco Santander
se comprometió a poner en marcha un programa de movilidad para 15.000
estudiantes y 3.000 profesores de Iberoamérica durante cuatro años. Unos 10.000
alumnos han pasado ya al menos un cuatrimestre en otro país del subcontinente.
El nuevo programa de movilidad es el primer proyecto
global de entidad, pero ya existen iniciativas de mucho calado, como el programa Ciencias sin Fronteras de Brasil, que
ha ofertado 101.000 becas en cuatro años.
Es un proyecto embrionario pero con mucha proyección.
Su espejo es el Erasmus europeo, que nació en 1987 con apenas unos cientos de
estudiantes que no sabían a qué iban y por el que ya han pasado más de tres
millones.
Hoy es el principal motor identitario de Europa.
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