Por
Miguel Angel Cristiani G.
La mujer
abrió la puerta de la casa y salió corriendo -como alma que lleva al diablo-
hacia la calle de Clavijero, otra mujer se quedó parada en el marco de la
puerta viendo cómo se alejaba, mientras un vecino le preguntaba qué es lo que
le ocurría, la respuesta fue breve: ya están saqueando Plaza Clavijero.
Así
de pronto, como en una película, comenzaba la acción y el drama empezaba a
tomar sentido.
Grupos
de personas de tres o cuatro, venían en sentido inverso, de la calle Clavijero
hacia Guerrero, caminando debajo de las banquetas, por la calle de Altamirano,
en donde nosotros nos encontrábamos a media cuadra, esperando que nos tocara el
turno para pasar en el uno por uno, hacia el centro.
Algunos
caminaban y otros hasta corrían, con el rostro desencajado, dando muestras de
miedo y confusión.
Seguimos
avanzando unos 50 metros más, hasta llegar a la esquina, en donde para nuestra
mala suerte, ya habían llegado seis agentes de tránsito, que de inmediato
formaron una barricada humana y empezaron a hacer lo que hacen siempre en estos
casos, desviar todos los vehículos y entorpecer el tránsito, en lugar de
agilizarlo.
Ya
no pudimos continuar hacia Clavijero para bajar hacia el centro, tuvimos que subir
por Guerrero para tratar de dar la vuelta por Sayago, cuando logramos llegar en
la fila de vehículos que ya se había formado, nos topamos con que algunos taxis
ante el bloqueo de la calle Clavijero a esta altura, estaban regresando en
sentido contrario, sin que ahí hubiera un solo agente de tránsito. Ahí ya
estaba el caos, al menos vehicular.
Seguimos
subiendo y alejándonos del primer cuadro, hasta la calle de Teresa Medina, por
donde intentamos retornar, pero al llegar a la esquina con Clavijero el caos
vehicular nos impidió avanzar por lo que preferimos dejar el vehículo
estacionado y continuar nuestra marcha a pie.
En
la calle ya todos los comercios estaban cerrados, con las cortinas bajadas, los
empleados estaban parados en la puerta, como esperando que pasara algo o
ocurriera algo, muchos de ellos estaban grabando o transmitiendo en directo a través
de sus teléfonos celulares.
Me
recordó el cuento de Gabriel García Márquez del pueblo que es abandonado, porque
empieza el rumor de que algo grave ocurriría y finalmente ocurre, que se
convierte en fantasma porque todos se marchan por el rumor generalizado de que
ese día podría ocurrir algo muy grave.
Toda
la gente se alejaba de las calles del centro, en sus rostros se veía el miedo y
temor, que finalmente es el propósito de quienes difunden esos rumores falsos.
Pero
además, para contribuir a ese ambiente de pánico, seguirán llegando patrullas,
motocicletas y todo tipo de vehículos policiales, con las sirenas prendidas a
todo volumen.
Los
policías se bajaban de las patrullas y empezaban a correr por la calle con sus
armas al frente, como si fueran a un enfrentamiento, agregando un toque más de
miedo a la población que lógicamente trataba de alejarse del lugar.
Los
policías corrían de un lado para otro, lanzando gritos, aumentando la psicosis
colectiva de que algo grave estaba ocurriendo, todo mundo se quedaba esperando
en las esquinas a ver a que hora pasaban los detenidos, pero nada, no hubo
nada, solo miedo entre la población.
Alguien
que seguramente es un nuevo jefe policiaco, vestido de civil con guayabera
blanca, rodeado por seis escoltas también vestidos de civil, pero agarrándose la
cintura como para que no se les vaya a caer el arma, caminaba entre la gente,
pero únicamente como para lucir su poder y seguridad al caminar rodeado de su
singular protección.
Casi
al mismo tiempo, en las llamadas redes sociales, se estaban distribuyendo
mensajes de pánico, que ya estaban saqueando plaza Clavijero, fue el primero,
luego que ya también un super en la calle de Lucio, que iban también a tomar
palacio de gobierno y hasta que en San José se había armado ya una balacera.
Todo
eso era falso de toda falsedad, pero tampoco había ninguna autoridad que
desmintiera oportunamente esos rumores, por lo que el miedo y el pánico se
apoderó de la población.
Al
final de cuentas, lo que parece que realmente ocurrió, es que dos sujetos,
fueron sorprendidos robando en la Plaza Clavijero, por lo que fueron detenidos
y llamaron a la policía, que llegó con sus patrullas en un despliegue de fuerza
innecesario, con las sirenas y torretas prendidas a todo volumen, lo que
originó el rumor de que ya estaban atracando en ese lugar los vándalos.
Pero
el daño estaba hecho, el rumor se extendió por las redes sociales y en unos
cuantos minutos, todo el centro de la capital del estado, estaba paralizado por
el miedo a que ocurrieran atracos como los registrados en otras ciudades.
Muchas
enseñanzas dejaron los hechos y como se atendieron por parte de las
autoridades, que al menos en esta ocasión, tuvieron el tino de no ofrecer
regalar vales de quinientos pesos.
Pero
los protocolos de actuación ante una situación de emergencia -afortunadamente
ficticia- si deberían de ser al menos revisados y corregidos, para evitar que
como ocurrió, en lugar de atenuar, ayuden a crear el caos y la confusión entre
la población.
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