Las inundaciones que se avecinan en Veracruz

Por Miguel Angel Cristiani G.
El próximo domingo 20 de octubre, vence el plazo que dio el presidente de la República Enrique Peña Nieto a la CONAGUA y dependencias federales, para que den a conocer los resultados de la investigación sobre los responsables de haber construido fraccionamientos residenciales y viviendas populares, en terrenos que eran inundables, como acaba de ocurrir recientemente.
Pero el asunto no termina ahí, porque también a los gobernadores de las otras entidades que resultaron afectadas por las torrenciales lluvias, les puso de plazo el 31 de este mes, para que entreguen el censo de daños que serán atendidos con recursos del FONDEN.
Aunque hay que señalar que en el caso de las otras entidades, no se dio la “recomendación” para que se investigara y castigara a los responsables de haber autorizado la edificación de viviendas en lagunas y cauces naturales de los ríos.
Específicamente en el estado de Veracruz, los daños en esta ocasión, se registraron al norte de la entidad en Pánuco, Martínez de la Torre y Misantla.
Pero no se sabe si la CONAGUA en la entidad también lleva a cabo la investigación ordenada por el Presidente de la República en Guerrero.
Porque no se deberá esperar a que ocurran daños tan lamentables como los ocurridos en Guerrero, para entonces, después del niño ahogado, venga el pozo tapado.
En específico, aquí en el estado de Veracruz, en el puerto y en Boca del Río, se han venido registrado en los últimos años un crecimiento explosivo de nuevos “fraccionamientos” que han tenido que rellenar primero terrenos donde había lagunas y manglares, para después poder levantar miles de viviendas, se supone que con los respectivos permisos y licencias de construcción de las respectivas autoridades estatales y municipales.
Recientemente,  surgió un conflicto entre los municipios de La Antigua y Veracruz, ya que durante la administración estatal de Fidel Herrera Beltrán, se pretendía quitar al primero de los ayuntamientos 3,397 hectáreas para construir ahí un desarrollo urbano del Grupo Dico.
Haciendo el gran negocio, se pretendía construir desde Cardel hasta la entrada del puerto de Veracruz.
Se construirían ocho hoteles de gran lujo, tres universidades, más de ochocientos lugares para una marina para embarcaciones, además de cinco campos de golf, treinta mil casas.
¡De ese tamaño es el negocio!
Los trámites ya estaban en el Congreso del Estado para dar luz verde a los constructores, pero las autoridades y vecinos del municipio de La Antigua, al descubrir las intenciones de despojarlos de esas 3,397 hectáreas, iniciaron un movimiento de lucha para frenarlos.
El problema es que el municipio de Veracruz ya no tiene para donde crecer, ya que todo está construido por esos fraccionamientos populares, construidos sobre lagunas y esteros, pero que tarde que temprano, habrán de recuperar sus cauces y provocar las temibles inundaciones.
La pregunta es, si en Veracruz como en Guerrero se habrá de investigar a las autoridades que han dado licencias y permisos de construcción a fraccionadores, a sabiendas de que los terrenos no son aptos para el habitad y en cambio representan una amenaza para el patrimonio de miles de veracruzanos.

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