Una de las metas más importantes del Plan Veracruzano de Desarrollo 2011-2016 es la de disminuir el número de pobres que existen en la actualidad hasta la mitad, aunque falta decir cuántos veracruzanos son los que habrán de dejar esas condiciones de vida.
Porque en el documento en el que se supone debe de contener las principales políticas de gobierno a seguir en los próximos años, únicamente se hace referencia al hecho de que se va a reducir la pobreza de los veracruzanos a la mitad.
Pero como no se da a conocer cual es el número de personas a las que se va a beneficiar, pues igual mañana o pasado, pueden salir las autoridades estatales con toda desfachatez a decirnos que “ya se han cumplido las metas, incluso se han superado con creces” como ya ha ocurrido recientemente.
El número de veracruzanos en la pobreza y el número de beneficiados no fue incluido en el Plan Veracruzano de Desarrollo, no porque las autoridades estatales no lo conocieran o no lo tuvieran, porque la cifra existe y las dependencias encargadas de llevar las estadísticas de la población las tienen bien definida.
¿Entonces porqué no incluirla?
Para un gobierno que se dice y presume de ser transparente, ese es un dato elemental que no debió dejar de ser incluido.
A manos que precisamente se tratara de eso, de decir simplemente vamos a reducir la pobreza de los veracruzanos a la mitad, pero no se dice cuantos son.
Eso me recuerda al letrero que había en la carnicería de la esquina, que decía “Hoy no se fía, mañana sí”.
Por lo menos ya sabemos cual es el propósito de la administración estatal que encabeza Javier Duarte de Ochoa de reducir a la mitad el número de pobres, habrá que esperar para ver también cuantos millonarios se van a hacer con los negocios al amparo del poder.
Habrá que ver cuantos “empresarios” que hasta ahora están quebrados y con deudas hasta el cuello, pero que al finalizar el sexenio podemos apostar que no solo habrán saldado sus deudas, sino que esos sí, serán prósperos.
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