Apenas el lunes por la tarde-noche el gobernador del estado Javier Duarte de Ochoa había pronunciado un mensaje a todos los veracruzanos, incluídos los miembros de su gabinete, al dar posesión al nuevo director del IPE y al Tesorero de la Secretaría de Finanzas, en el que afirmó: “Hoy quiero ratificar que el cumplimiento de la ley es la única vía por la que transita Veracruz. Sólo en la ley se sustenta el rumbo de nuestro presente y de nuestro porvenir”, pero al parecer algunos los funcionarios estatales no entienden o no quieren hacer caso de lo que les dice el mandatario.
Para más detalles, todavía este martes por la mañana, el gabinete en pleno fue citado a palacio de gobierno, a una reunión en donde el gobernador les volvió a leer la cartilla, a todos y cada uno de sus principales colaboradores, “para no bajar la guardia y demostrar que vamos en la ruta correcta”.
El gobernador Javier Duarte de Ochoa ha sido reiterativo de diferentes formas y en distintos discursos, que la característica de su administración, es la de trabajar en orden, transparencia y apego a las leyes.
Pero para muestra basta un botón, dirían en mi pueblo, resulta que esta semana se puso en práctica en el primer cuadro del centro histórico de la capital del estado, el llamado operativo “cero tolerancia” que consiste en no permitir el estacionamiento de vehículos en lugares prohibidos porque interrumpen y entorpecen el tránsito. Se amenazó incluso con retirarlos de las calles con grúas.
Lo malo es que precisamente, los que deberían poner el ejemplo, son los primeros en no hacerle caso.
Resulta que cada vez que hay alguna reunión en palacio de gobierno, todos los funcionarios que acuden a la cita, pareciera que no quieren molestarse en caminar ni una cuadra –de algún estacionamiento al palacio- porque sus choferes, con la instrucción de su jefe, se estacionan en las calles alrededor del edificio de gobierno.
La mañana de ayer, toda la primera calle de Allende, en donde lógicamente hay letreros de No estacionarse, estaba ocupada por lujosas camionetas, resguardadas eso sí por guaruras y choferes, las cuales entorpecen la circulación, pero como son de “los jefes” no hay ninguna autoridad que se atreva a aplicarles el operativo denominado Cero Tolerancia.
Simple y sencillamente, los funcionarios son intolerantes a cumplir la ley y las normas, cuando se trata de que se les apliquen.
Pareciera un detalle insignificante, pero como bien decía el maestro Jesús Reyes Heroles, “la forma es el fondo”.
“El buen juez, por su casa empieza” dirían en mi pueblo.
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