Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
Qué bueno que el delegado federal de la Secretaría de
Economía en Veracruz y ex secretario de finanzas del gobierno del estado en la
actual administración estatal, José Antonio Mansur Beltrán haya decidido
renunciar al atractivo puesto público, para aclarar ante la Fiscalía General
del Estado, las acusaciones penales que le hizo el gobernador electo Miguel
Angel Yunes Linares, de que forma parte de un grupo de prestanombres del actual
mandatario Javier Duarte de Ochoa.
Aunque la verdad sea dicha, no entendemos porqué el delegado
federal de la Secretaría de Economía en Veracruz, haya tenido que presentar su
renuncia al cargo, para poder aclarar ante la Fiscalía que las 16 propiedades
que según publicación en el periódico Reforma tiene en Estados Unidos, las
testificó como herencia al gobernador Javier Duarte, tan sencillo como
presentar las escrituras de las propiedades.
Porque, además, según declaró las propiedades que tiene en
el extranjero son producto de la riqueza de su padre que es un destacado hombre
de negocios en Córdoba, José Antonio Mansur Galán.
Entonces resulta casi increíble que el hasta este lunes
delegado federal de Economía, haya decidido “heredar” el patrimonio familiar de
toda una vida de trabajo de su padre al todavía gobernador del estado.
"Al separarme del cargo, me permite presentarme como
ciudadano afrontar y platicar con todos ustedes de lo que realmente hemos sido
afectados. En su momento también participaremos con la Fiscalía para presentar
todas las pruebas que se tienen para demostrar los falsos rumores y los falsos
hechos que se tienen en contra mía y de mi padre" advirtió Mansur.
El delegado de Economía es el segundo funcionario que deja
su caigo a raíz de las acusaciones de Yunes contra Duarte y sus allegados.
El 4 de agosto fue Arturo Bermúdez Zurita quien renunció al
cargo de Secretario de Seguridad Pública del estado, señalado por el panista de
tener 19 inmuebles en México y Estados Unidos, así como 23 empresas.
En ambos casos, los dos funcionarios renunciados, han
asegurado que las acusaciones de enriquecimiento son totalmente falsas.
Por lo anterior, Pancho López el filósofo del pueblo se
pregunta, cuantos más serán los funcionarios estatales o federales, que como
Judas Iscariote habrán de renunciar al cargo, para ir a declarar que las
acusaciones de enriquecimiento son falsas, negando en principio, formar parte
de una red de prestanombres.
Al respecto resulta interesante recordar a uno de los
apóstoles de Jesús, Judas Iscariote quien siguió a su maestro durante su
predicación por Palestina y, según los Evangelios, fue el traidor que reveló a
los miembros del Sanedrín el lugar donde podían prender a su Maestro sin que
sus seguidores interfiriesen, tal como el propio Jesús había anunciado en la
Santa Cena. Él mismo fue quien dirigió a los guardias que arrestaron a Jesús y
les indicó quién era besándole.
Por su traición fue recompensado con treinta denarios, pero
al poco tiempo se arrepintió de sus actos, intentó devolver las monedas a los
sacerdotes que se las habían dado, y al no aceptarlas éstos, las arrojó en el
templo. Luego, desesperado ante la magnitud de su delación, se suicidó
ahorcándose de un árbol.
Por ello, la figura de Judas ha pasado a la tradición
cristiana posterior convertida en la del traidor por antonomasia.
Probablemente a causa de la instintiva tendencia a la
concentración de las culpas en tipos representativos, la historia de Judas
acabó tomando motivos del antiguo mito griego de Edipo: en "la Leggenda di Giuda" se cuenta que los padres de Judas, Rubén y Ciborea, decidieron abandonar a las
olas del mar a su hijo recién nacido porque en sueños habían sido advertidos de
que causaría la ruina de su pueblo. Pero el niño no pereció ahogado, sino fue a
parar a la isla Iscariote, de donde viene el nombre de Judas Iscariote. Educado
por la reina del lugar, fue creciendo hasta que mató al hijo de su bienhechora,
tras lo cual huyó a Jerusalén, donde entró al servicio de Pilatos.
Un día Pilatos le ordenó que le trajese unas frutas; para
obtenerlas, Judas mató al dueño del huerto, que no era otro que su padre,
Rubén. Pilatos lo nombró heredero del muerto y lo casó con su viuda. Cuando
Judas descubrió el parricidio y el incesto con el que se había manchado, se
hizo discípulo de Cristo para redimirse; pero pronto se dedicó a robar el
dinero que el Maestro le confiaba y finalmente, por codicia, lo traicionó. Al
arrepentirse de ello se ahorcó, y su cuerpo reventó esparciendo por el suelo sus
entrañas a fin de que el espíritu malvado no saliese por la boca que había
besado a Cristo.
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