Este miércoles 7 de junio, se conmemora -porque ya no se
puede celebrar- el llamado día de la Libertad de Prensa, por lo que es oportuno
hacer algunas observaciones, respecto de lo que durante muchos años fue motivo
de fiesta y hoy resulta ser más un día de duelo.
De todos es sabido, porque así se pone de manifiesto cada
vez que es asesinado un periodista, que el estado de Veracruz tiene el
deshonroso primer lugar a nivel nacional, por el número de comunicadores que a
lo largo de los últimos años han sido asesinados.
Los motivos son diversos, pero en todos hay la coincidencia,
de que al final de cuentas, los autores materiales e intelectuales, no reciben
el castigo que la ley les condena a cumplir.
Por ello es que la impunidad, el crimen sin castigo, el que
se ha ido fortaleciendo, día con día.
Lamentablemente, en fechas recientes, el estado de Veracruz
ha obtenido otro deshonroso primer lugar, se trata del número de medios de
comunicación, que dada la crisis económica y financiera que se vive, han tenido
que desaparecer.
Pero en nuestra triste realidad, si se asesina a periodistas
impunemente, se obliga a cerrar medios de comunicación, lo que se está matando
al mismo tiempo, es la llamada Libertad de Expresión.
Y no solo es la libertad de expresión la que se pone en
peligro, sino también otros derechos fundamentales a los que ésta contribuye
como son la libertad de prensa, los derechos de asociación, de petición,
laborales y hasta participación política.
Dice Pancho López, el filósofo de mi pueblo, que la libertad
de expresión es un derecho humano básico, por ello se encuentra plasmado en los
primeros artículos de la Constitución de la República, es fundamental, es
inherente y una necesidad a la sociedad que aspire a ser democrática.
Aunque todo mundo recuerda el 7 de junio por la fecha en que
el entonces presidente de la República Miguel Alemán Valdés estableció como el
día para celebrar y reconocer a los empresarios periodísticos, lo cierto es que,
en nuestro país, esta fecha se remonta hasta los tiempos de don Benito Juárez,
quien ya en sus famosas Leyes de Reforma, promulgadas precisamente en el puerto
de Veracruz, legisló para que los mexicanos pudiéramos expresarnos con toda
libertad.
Como bien saben los historiadores, ese derecho fundamental
fue reprimido durante la época de don Porfirio Díaz, que aún contra los
intentos por restringirlo, muchos periodistas lucharon desde sus trincheras
para manifestar sus libres opiniones, como es el caso de María Luisa Ross
Landa, quien fue la primera reportera mexicana que se hizo periodista en el
período de la revolución.
Hoy que en realidad no hay muchos motivos de celebración,
son más de duelo y luto, por ello conviene reiterar que la lucha por la
libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por la
libertad de expresar nuestro propio individualismo.
Los gobernantes en el poder hoy en día, deben saber que respetar
la libertad de los demás a decir cualquier cosa, por más ofensiva que la
consideremos, es respetar nuestra propia libertad de palabra.
La libre manifestación de las ideas está consagrada en
nuestra Carta Magna en los artículos 6º y 7º; desde el gobierno del presidente
Miguel Alemán Valdés, quien fue el que estableció el 7 de junio de 1951 como el
Día de la Libertad de Expresión en México.
En 1976 el presidente Echeverría añade a esta celebración,
la entrega en este día, del Premio Nacional de Periodismo a los más destacados
miembros de la prensa escrita y electrónica por sus trabajos desarrollados
durante el año anterior en los diversos géneros periodísticos, pero años después
se ciudadanizó, dejando a los propios periodistas y académicos, el decidir a
quienes se debe de reconocer y distinguir.
La UNESCO ha destacado que el 7 de junio es una fecha para
recordar que los gobiernos de los países, respeten sus compromisos con la
libertad de palabra, de información y de expresión, aboliendo cualquiera de las
medidas que restringen estas libertades.
Hasta ahora, pareciera que los políticos ignoran que sin
libertad de expresión no puede existir un estado de democracia y que cuando un
espacio no es aprovechado, otros lo utilizarán.
El senador veracruzano Héctor Yunes Landa se reunió, platicó
y ofreció un desayuno a los comunicadores xalapeños, a quienes anunció que
habrá de crear un fideicomiso, donando su sueldo del mes de agosto para comprar
un carro con lo que se podrán empezar a obtener recursos para poder atender los
casos más lamentables que se presentan de compañeros periodistas que sufren
enfermedades y no tienen ni para las medicinas.
Que bueno que esté atendiendo y tratando de apoyar a un
gremio, que en la mayoría de los casos, sin deberla ni temerla, ha resultado
gravemente afectado.
En fin, que en un ámbito en donde se asesinan periodistas
impunemente, se obliga a medios de comunicación a poner fin a sus actividades,
no hay las condiciones propicias para el libre ejercicio de la libertad de
expresión, tampoco hay motivos de celebración, sino más bien de de luto y
preocupación.
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