Por Miguel Angel Cristiani Glez.
¡Aunque usted no lo crea!….exclamaría el lejendario Ripley, pero
resulta que el semáforo de la salida a la ciudad de México rumbo a Banderilla,
cumplió ya seis meses apagado, a pesar de que representa un serio peligro para
los automovilistas y peatones que diariamente transitan por ese lugar de la
capital del estado de Veracruz.
Seis meses sin funcionar, sin que hasta el momento ninguna
autoridad se haya dado por enterada, son ciento ochenta días, cuatro mil 320
horas, las que han transcurrido y hasta la fecha, no ha sido posible, que vayan
a cambiar los tres focos que permanecen apagados, cuando los automovilistas
salen de la avenida Lázaro Cárdenas, para incorporarse a la transitada Lázaro
Cárdenas.
No hay explicación posible por la cual no se ha resulto lo que
representa una amenaza constante para la seguridad de miles de vecinos.
Posiblemente, se está esperando a que se aproxime más la fecha,
del inicio de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que según se dice y
presume desde ahora serán los mejores de la historia, para que cuando empiecen
a llegar las delegaciones, con deportistas, técnicos y competidores, se vaya a
reparar.
Son miles de vehículos los que transitan todos los días por ese
crucero, ya que es la salida de la capital de Veracruz hacia el centro del país
y a su vez es entrada para quienes se dirigen hacia el sureste de México.
Consideran los vecinos de ese sector de la ciudad, que como el
semáforo descompuesto –desde hace ya seis meses- no es el que se encuentra en
la avenida Araucarias a la entrada al fraccionamiento las Ánimas donde viven
los funcionarios y políticos de Xalapa, posiblemente por ello no les causa
mayor preocupación el resolver ese peligro.
Quienes tienen que salir de la avenida Araucarias –tiene el mismo
nombre que la de la entrada a las Ánimas- a la altura del campo de béisbol de
la colonia 21 de marzo, se juegan la vida todos los días, porque tienen que “adivinar”
a qué hora les toca cruzar entre los carros y camiones que se encuentran en los
dos carriles de la avenida Lázaro Cárdenas.
Es como si se tuvieran tapados los ojos con una venda, que no deja
ver, cuando les toca el turno y poder salir a la avenida sin encontrarse y
chocar con algún vehículo que tiene el siga sobre la principal avenida de Xalapa.
Ya se cambió el Director General de Tránsito del Estado, pero ni
el anterior ni el nuevo, han tomado cartas en el asunto.
Pareciera que están esperando a que ocurra un lamentable
accidente, lo cual puede ocurrir en cualquier momento, ya que es un crucero de
bastante circulación vehicular, para entonces sí correr a reparar el semáforo
apagado.
Después del niño ahogado, el pozo tapado, dicen en mi pueblo.
Total, que de los daños y consecuencias que pudieran ocasionar un
choque, nunca se va a poder culpar a las autoridades negligentes, para cumplir
con su obligación de mantener en operación los semáforos de la capital del
estado.
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G.
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