Vidrios Polarizados: Aplicar la Ley

El ejército detuvo a los integrantes de una banda de chupa ductos de Pemex que operaba en la región de Cardel – en donde casualmente este domingo se registró también un “incidente” cuando  una camioneta no se detuvo para su revisión por los militares- al ser consignados ante la Procuraduría General de Justicia en Xalapa, se entregaron también tres vehículos, uno de ellos una camioneta negra con vidrios polarizados.

El detalle de la camioneta con vidrios polarizados, podría parecer insignificante, puesto que si los ocupantes se dedicaban a operaciones ilícitas, como lo es el robar el combustible de los ductos de Petróleos Mexicanos, nada ilógico resulta que trajeran los cristales obscuros para evitar que los pudieran ver a simple vista.

Lo cierto es que son miles de vehículos los que transitan por ciudades y carreteras con vidrios polarizados, sin que hasta el momento, se haya realizado un operativo permanente, para aplicarles la ley –reformada recientemente  precisamente para prohibir la circulación de camionetas y carros con vidrios obscuros- en la entidad.

Las patrullas y motociclistas de tránsito del estado, en las ciudades grandes y pequeñas, están dedicados permanentemente a extorsionar a los automovilistas, taxistas, transportistas y todo aquel vehículo que tiene la mala suerte de cruzar por su camino. Pero a los vehículos que están circulando con vidrios obscuros, ninguno los detiene, mucho menos los infracciona o los lleva al corralón, como acostumbran.

Es de suponer, que los conductores que llevan los cristales polarizados, algo tratan de ocultar en su interior por lo que no quieren que los puedan ver desde el exterior, desde armas, víctimas de secuestro, o vaya usted a saber que tantas otras cosas pueden hacer o llevar en su interior.

Por ello resultaría muy saludable, que las autoridades de Tránsito a nivel estatal y municipal, se pusieran a trabajar, no solo a extorsionar automovilistas, para aplicar y hacer cumplir la ley, como se supone que deben de hacer, deteniendo y sancionando con todo el rigor que amerita a quienes hasta hoy pareciera que gozan de impunidad absoluta, para transitar por donde les venga en gana, sin ser molestados.

La cuestión es muy sencilla: aplicar la ley.

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