Por Miguel Angel Cristiani Glez.
Prácticamente la mordida se remonta sus orígenes a los tiempos inmemoriales. Desde la colonia española, ya se acostumbraban las mordidas, aunque no se les denominaba de esa manera, pero el proceso era el mismo, dar algún dinero a cambio de algún beneficio.
En los últimos tiempos, se ha identificado a los agentes de tránsito, como quienes aplican la ley de la mordida, para de manera generosa, permitir que quienes infringen la ley o el reglamento de tránsito respectivo, puedan continuar haciéndolo, mediante la aportación de algunos billetes.
Pero la mordida, no es exclusiva de los agentes de tránsito, también en las oficinas públicas, en donde se tiene que realizar algún trámite, licencia o permiso, es común que se aplique una aportación extra, para agilizar lo que se requiera.
Así las cosas, como por arte de magia, lo que tardaría una semana en tramitarse, en algunos casos, se lleva tan solo unos minutos.
Por todo ello, resulta interesante el anuncio del gobernador Javier Duarte de Ochoa, de que como complemento a las nuevas disposiciones en el reglamento de tránsito, presentará también una iniciativa de ley que se denominará “Antimordida” para evitar que con las severas multas que se deberán aplicar a quienes no respeten las normas, pudiera ser aprovechado por los agentes para incrementar las tarifas de sus mordidas.
La ley Antimordida, implica reformar el Código Penal, a la Ley de Responsabilidades de Servidores Públicos, y a la Ley del Sistema Estatal de Seguridad Pública.
No es tan solo para combatir la mala actuación de los agentes de tránsito, también será aplicable a todo servidor que pretenda actuar al margen de la ley, recibiendo las famosas mordidas.
Recuerdo las clases de Derecho Constitucional, con el maestro Avelino Muñiz García en las aulas de la Facultad de Periodismo, en donde al tratar el tema de la corrupción institucional y las mordidas, la pregunta a responder era ¿quién es el culpable, el que da o el que recibe la mordida?
Porque si bien es cierto que el que recibe una mordida está incurriendo en una falta, también quien la ofrece, es doblemente culpable, por la infracción que lo castiga y por ofrecer dinero a cambio de evadir su responsabilidad.
De cualquier manera, habrá que esperar a que el gobernador del estado, envié su iniciativa de Ley Anti mordida –no anticorrupción- para conocer los detalles de su aplicación, que deberá de ser estricta en su cumplimiento, para que no quede solamente a nivel de agentes de tránsito o de funcionarios públicos a los que se exhibe pero no se les castiga como merecen.
Recuerda el filósofo del pueblo Pancho López:
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