En un doble discurso, en el que primero se dice ante los medios que se respeta la voluntad popular de los electores, por otro lado, “en lo obscurito” se acuerda y finalmente se decide entre las cúpulas partidistas, quien habrá de resultar ganador en las elecciones en José Azueta.
Todavía ayer por la mañana, el gobernador del estado próspero de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa habría declarado a los reporteros en el puerto jarocho, que “En un proceso electoral lo más importante es respetar la voluntad de los ciudadanos”.
“Yo, desde un inicio, desde que fue la conclusión de la jornada electoral, emití mi comentario referente a este proceso extraordinario en ambos municipios, donde aseguré, sin temor a equivocarme, que quien ganó esta elección fue la sociedad veracruzana”.
“y ya será trabajo de las instituciones ciudadanas, de las autoridades encargadas de dirimir cualquier controversia, cualquier circunstancia electoral, quienes se encarguen de poder determinar quienes serán las autoridades municipales para este ejercicio administrativo”.
“le puedo asegurar que se van a garantizar, se van a respetar los derechos de todos los ciudadanos que participaron con su voto en esa jornada electoral”, aseguró.
Hasta aquí lo dicho por el gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Pero horas más tarde, hasta ese momento, el candidato ganador del PRI el candidato Vladimir Auly, recibió una llamada telefónica, luego de la cual dio a conocer a sus cercanos seguidores que declinaba a favor de Agustín Martínez Gamboa candidato del PAN.
Es relevante también la declaración del secretario general del comité estatal panista Hermán Ochoa Castro, quien declaró textualmente a los medios: “Las cosas ya se calmaron por allá, el gobierno de Javier Duarte Intervino y ya se calmaron las cosas”.
Entonces, para que tanta faramalla, antes y después de las elecciones, que si hubo compra de votos, que si hubo enfrentamientos, que si hubo amenazas, que si hubo embarazo de urnas, en fin, una larga lista de hechos, para que al final de cuentas, que si hubo recuento voto por voto, para que finalmente mediante una simple llamada telefónica, se decidió la elección, que por cierto costó varios millones de pesos.
El hecho de José Azueta marca un precedente, en donde el voto ciudadano fue anulado, mediante una llamada, cuyo origen no se determinó, si habría sido hecha desde Xalapa o desde algún bunker de seguridad en el estado próspero de Veracruz.
Lo cierto es que mediante las negociaciones en las cúpulas partidistas, se decidió quien habría de resultar el candidato ganador.
Para qué volver a repetir todo el proceso electoral, si al final de cuentas, se iba a decidir mediante el dedazo al que será presidente municipal.
José Azueta pone de manifiesto la falta de capacidad política para negociar y llegar a acuerdos, internos y externos, hubiera sido más fácil desde el principio hacer las negociaciones, sin pretender hacernos creer que se respetará el voto ciudadano.
Comentarios
Publicar un comentario