Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
En el caso del Duartegate, el gobernador que al igual que
Richard Nixon fue obligado a renunciar, el Partido Revolucionario Institucional
se ha visto lento, muy lento, como si estuviera viendo la película en una sala
de cine como mero observador.
Aunque mucho opinan que a Javier Duarte le tiene sin cuidado
el que al final de cuentas lo expulsen del PRI, pues es seguro que en su vida
volverá a ocupar un cargo de elección popular, luego de pasar a la historia
política como el peor y más sinvergüenza gobernador de Veracruz.
Si lo que se pretende es deslindar al partido de los actos
de corrupción de sus militantes, pues por principio de cuentas, se debe de
empezar por expulsar al cabecilla de la banda y como dijo el presidente
nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza “bienvenidas las investigaciones de las
autoridades federales y el ejercicio de rendición de cuentas contra Javier Duarte
y quienes resulten responsables por los actos que han lastimado a los
veracruzanos y a los mexicanos”.
Pero en el caso de desvío multimillonario de recursos
públicos, no es Javier Duarte de Ochoa el único implicado, hay una larga lista
de ex funcionarios, que ahora casualmente forman la bancada de diputados
federales en el Congreso y en consecuencia tienen fuero para no ser detenidos
por la Procuraduría General de la República.
Además, casi todos, en sus mentes guajiras, sienten que
pueden seguir en su ascendente carrera política, para algún día, muy lejano,
por cierto, llegar a ser candidatos a gobernador del estado.
Entonces, no se explica por qué la lentitud en el actuar,
del Comité Directivo Estatal del PRI, que actuando en consecuencia con el
discurso de su presidente nacional, debió de haber iniciado ya también el
proceso de expulsión de todos esos funcionarios corruptos de la administración
Duartista que no solo han causado indignación, sino que han lastimado a los
veracruzanos.
El fuero de nuestros flamantes diputados federales no aplica
para su militancia partidista, por lo que no es necesario esperar a que se les
dicte orden de aprensión por
No es válido el argumento de que son inocentes, hasta que no
se les demuestre y castigue por sus culpas.
En buena parte, la derrota que tuvo el PRI en el estado de
Veracruz, se debió a esos diputados federales, quienes en su momento, como lo
demuestran las empresas fantasmas y el desvió de más de 54 mil millones de
pesos en la administración, aprovecharon sus puestos para hacerse multimillonarios,
con infinidad de propiedades, en México y el extranjero.
Las mismas causas que el PRI nacional apuntó para la
expulsión de Javier Duarte, son aplicables también para los otros ex
funcionarios y ahora poderosos diputados federales y locales: atentar contra la
unidad del partido, realizar acciones contrarias a los lineamientos priistas y
cometer actos de falta de probidad o delitos en funciones públicas
encomendadas.
A ver cuando se ponen las pilas y empiezan a actuar en
consecuencia, en congruencia, más allá del discurso y la declaración mediática.
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