Por Miguel Angel Cristiani G.
Una verdadera burla, resultó la tan cacareada a través de
los medios de comunicación, expulsión del ex gobernador del estado de Veracruz,
Javier Duarte de Ochoa de la militancia del PRI, porque como diría don Pedro
Ferriz de Con, a estas alturas del partido, “ya no sabemos si ponernos a reír o
llorar”.
Acaso piensa la dirigencia nacional del PRI, que quien tiene
orden de captura, se iba a presentar a “limpiar su honor”, como anunció en su
entrevista en televisión nacional, antes de salir del estado, huyendo para no
ser detenido por la PGR.
Claro que tampoco mandó, cuando menos, a alguno de sus
prestanombres, con un oficio para responder a la amenaza de expulsión que
pendía sobre su cabeza.
Ni siquiera a su ex vocero oficial, el ex coordinador de
Comunicación Social el diputado federal Alberto Silva Ramos, twitteo, como era
su costumbre, algún mensaje al CEN del PRI.
No se presentó ni mandó a algún testaferro, Javier Duarte de
Ochoa, simple y sencillamente, porque no le preocupa ni interesa en lo más
mínimo, que lo expulsen del PRI, en donde seguramente nunca volvería a ganar
una elección, ni como plurinominal.
Javier Duarte de Ochoa, aunque diga y declare lo contrario,
es multimillonario, no necesita seguir fingiendo una militancia partidista, lo
que le interesa es que no lo vayan a capturar, para poder irse a otra parte del
mundo a disfrutar con su familia los miles de millones.
Duarte de Ochoa se debe de estar carcajeando, de las
declaraciones de expulsión de su partido -porque al final de cuentas, ahí está
el Verde Ecologista para recibir todo lo que ya no puede seguir en el PRI- no
le quita el sueño en lo más mínimo.
Por eso resulta de risa, la declaración del senador
veracruzano Héctor Yunes Landa quien afirmó que “la expulsión de Javier Duarte es
el primer paso para recuperar la grandeza de Veracruz".
"Javier Duarte representó para una inmensa mayoría de
veracruzanos la arrogancia, la deshonestidad e ineficiencia. Ninguna de esas
características cabrá más en el PRI ".
Pues habría que responderle al célebre senador veracruzano, que,
para recuperar la grandeza de Veracruz, no es necesario expulsar a Javier
Duarte del PRI, sino a toda la banda de delincuentes organizados para saquear
las arcas estatales, entre los que destacan precisamente varios diputados
federales, que hasta la fecha no han sido señalados o siquiera nombrados por
don Héctor Yunes.
Javier Duarte de Ochoa ya no debe estar en el estado de
Veracruz, si todavía no sale del país, debe de estar en otra parte, porque sabe
que si la Procuraduría General de la República no lo captura, en la entidad,
Miguel Angel Yunes Linares, se abocará a buscarlo hasta debajo de las piedras,
para empezar así, en verdad, la recuperación de la credibilidad y la grandeza
de Veracruz.
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