- Contemplan la desaparición de los Organismos Públicos Locales Electorales OPLE
- En Veracruz significa un ahorro de más de quinientos millones de pesos al año
- Se le aplicaría la política de ahorro de la austeridad republicana
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
Se está discutiendo ya en el Congreso Federal la nueva
Reforma Política de la Cuarta Transformación, que entre los asuntos relevantes
figura el de la conveniencia de desaparecer los llamados OPLEs, que no son otra
cosa que los Organismos Públicos Locales Electorales y que únicamente se
encargan como lo indica su nombre de los procesos estatales y municipales.
El argumento es que resultan demasiado costosos y que en
realidad, sus funciones y actividades las puede cumplir a la perfección el
Instituto Nacional Electoral, que es el órgano encargado de organizar y preparar
las elecciones a nivel federal.
Para tener una idea de lo que este ahorro anual representa,
hay que señalar que en este mismo año, no electoral en Veracruz, se destinan
del presupuesto del OPLE estatal $ 551,190,878.00 (más de quinientos millones
de pesos) para mantener “operándolo.”
Por eso es que ahora que se está aplicando la llamada
austeridad republicana, que pretende eliminar gastos innecesarios, sueldos
estratosféricos y todo lo que signifique duplicidad o derroche de recursos debe
ser eliminado, pues los señores y señoras diputadas en el Congreso de la Unión,
ya le han puesto la mira a los OPLEs estatales.
Aunque como diría Pancho López el filósofo de mi pueblo, en
el fondo de dicha desaparición lo que se trata de tener entre otras cosas, es
el eliminar obstáculos a la nueva mayoría partidista para poder mantener o
aumentar algunas gubernaturas.
No hay que dejar de tener en cuenta que las elecciones
federales intermedias, además de la renovación de la Cámara de Diputados
federal involucran como plato fuerte votaciones en 13 estados donde cambiarán
de gobernador -de los cuales 8 son del PRI, 3 del PAN, 1 PRD (el último) y 1
independiente (el del Bronco)-, esto las convierte en una muy apetitosa bolsa
política.
Desde 1977 a la fecha se han producido cinco grandes reformas
político electorales, que dio sus primeros pasos con la tímida pero histórica
entrada de México al pluralismo con Jesús Reyes Heroles, hasta el
reconocimiento a la madurez de los ciudadanos para organizar las elecciones,
fiscalizar el uso de los recursos públicos de los partidos y contar los votos,
con la garantía de la autonomía plasmada en la Constitución.
Por lo que se aprecia, la sexta gran reforma en 34 años trae
temas de dulce, chile y de manteca, que deberían ser analizados de manera que
no quede en ocurrencias y lo peor, que implique un retroceso en el proceso
democrático y plural de nuestro país.
Pero cuales son las famosas propuestas que se están
discutiendo y analizando en la Cámara de Diputados federal, según ha
trascendido algunos de los más relevantes son:
*Reducir 50 por ciento el presupuesto de los partidos, que
implica una reforma constitucional.
*Desaparición de los OPLEs para que el INE asuma
directamente la realización de las elecciones. Lo que implicaría que cada
Congreso estatal apechugara y se circunscribiera a lo que determine el centro,
escenario que supone un conflicto con las autonomías y el Pacto Federal.
*Recortar al gasto de los órganos electorales hasta
reducirlos a su mínima expresión. Esto hace recordar la bella época de la
Comisión Federal Electoral (CFE) bajo control del gobierno.
*Reducir el tamaño del Congreso. Existen diferentes
propuestas para eliminar un tercio de los escaños y curules. A ver si es
cierto.
*Revisión de las reglas para determinar el gobierno de
mayoría en el Congreso.
*Revocación del mandato y consulta popular. El primer tema
está empantanado. En el segundo se pretende hacer más laxos los requisitos.
*Aumentar los mecanismos de la sociedad en la vigilancia,
escrutinio y control del gobernante. Por si hiciera falta a todo el espectro de
reglas y leyes políticas.
Hay puntos que chocan entre sí como el hecho de que los Súper
Coordinadores encargados de los programas sociales del gobierno federal en los
estados, son al mismo tiempo fuertes prospectos para convertirse en candidatos
a las gubernaturas en juego, en tanto que los posibles representantes del INE
que sustituirían a los OPLEs serían nombrados por un Congreso con mayoría
partidista.
Pero en fin, este arroz ya se está cocinando en la Cámara de
Diputados federal y solo es cuestión de esperar para ver hasta donde y cómo va
a llegar esta la quinta reforma político electoral.
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