Las fiestas de la Candelaria en Tlacotalpan


Por Miguel Angel Cristiani G.

La celebración de las llamadas fiestas de la Candelaria en Tlacotalpan, es sin lugar a dudas una de las máximas expresiones de la cultura, que se mezcla con la religión, la música, la gastronomía y el gusto de cantar y bailar hasta el amanecer, en un festejo como no hay otro igual en todo el estado de Veracruz.

Es una tradición que se remonta a más de un siglo de distancia, cuando los monjes españoles trajeron a la imagen de la virgen de la Candelaria, en un afán de mezclar los festejos que los nativos totonacas del lugar llevaban a cabo para ofrendar a la diosa de la fertilidad precisamente en esas fechas.

Es por eso, que desde sus orígenes, tanto pescadores, como agricultores y ganaderos de toda la región sotaventina, se reúnen precisamente el día 2 de febrero, para llevar a la virgen de la Candelaria en una peregrinación por las calles de Tlacotalpan hasta el malecón y luego navegar por las aguas del río Papaloapan, para brindarle ofrenda y pedirles que les proteja de los fenómenos naturales como son las lluvias e inundaciones y que las cosechas y la producción en el campo en general sean abundantes.

Para los tlacotalpeños la fiesta de la Candelaria son días de derroche de alegría, es una verdadera fiesta del pueblo, que mezcla la fe, acompañada de la música del huapango, de los soneros que realizan su encuentro de jaraneros, de recorridos por el río, de sabrosos platillos gastronómicos, de la feria, de la tradicional Mojiganga y del controvertido embalse de seis toros que son cruzados desde la otra orilla del río y los dejan libres por las calles de la ciudad a manera de una pamplonada al estilo jarocho.

Desde tiempos inmemoriales, cada 2 de febrero la Virgen de la Candelaria, es sacada de la iglesia catedral en un recorrido encabezado por los feligreses del lugar y de otras entidades que hacen viaje especial para estar presentes en el evento.

Lamentablemente este año las actuales autoridades municipales, que encabeza el general Omero Gamboa Martínez  no se hicieron presentes, lo que fue criticado por sus paisanos, que comentaron que andaba en otra "fiesta" en un rancho vecino.

También  fue notable la presencia de carteristas profesionales que estuvieron haciendo de las suyas, con propios y extraños, sin que los numerosos policías que andaban recorriendo las calles atinaran a detener a los de alguna de las bandas que estuvieron operando a sus anchas. Se dice que la imagen de la Virgen llegó con los primeros frailes de la Orden de San Juan de Dios, de España, es venerada y festejada el día 2 de febrero.

Nosotros para bajarnos el coraje de quedarnos sin cartera, nos fuimos a comer unas tradicionales tortas piñata y una agua de horchata.

Los festejos  de la Candelaria comienzan desde el 31 de enero con una cabalgata, el 1 de febrero es el embalse de toros, el 2 el paseo de la Virgen por el río Papaloapan. Pero los festejos continuan todos los días, hasta el 9 de febrero en las plazas públicas como la Hidalgo, Doña Martha, Nicolas Bravo y San Miguel en donde se acomodan los entarimados y los visitantes y locales se reúnen para disfrutar al ritmo de los mejores exponentes del huapango y las famosas décimas sotaventinas.

La risa y la diversión, los sones y las coplas, el fandango, el zapateado, son el alma de la fiesta.

La fiesta del fandango que prolonga hasta el amanecer, pero eso no significa que termine, porque Tlacotalpan es el alma del jolgorio, que no tiene fecha ni día en el calendario, porque aquí la alegría se vive y se disfruta todo el año. Es una forma de vida.

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