Por Miguel Angel
Cristiani Glez.
Estarían
envenenando al carnaval de Veracruz –como supuestamente lo hicieron hace días
con el escritor Sergio Pitol- solo que ahora pareciera que nadie se da cuenta
que de continuar así, van a poner fin a la que es la mejor y mayor fiesta
popular en el estado de Veracruz.
Se está yendo en
contra de la esencia misma de la festividad, que no es otra más que dar rienda
suelta a las fiestas de la carne y el vino. Así de sencillo.
Era una forma de
desahogo colectivo, desde tiempos remotos, en muchas partes del mundo, unos más
otros menos, pero esa es su finalidad.
Aquí en Veracruz
está vinculada a los tiempos de la colonia, en donde previo a la Semana Santa,
se permitía a los esclavos y campesinos que salieran a bailar, beber y
disfrutar, antes de entrar en la abstinencia.
Pero el origen
de su celebración es mucho más antiguo, parece probable de las fiestas paganas,
como las que se realizaban en honor a Baco, el dios del vino, las saturnales y
las lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del toro Apis en
Egipto. Según algunos historiadores, los orígenes de esta festividad se
remontan a las antiguas Sumeria y Egipto, hace más de 5000 años, con
celebraciones muy parecidas en la época del Imperio romano, desde donde se
expandió la costumbre por Europa, siendo llevado a América por los navegantes
españoles y portugueses a partir del siglo XV.
Aquí en
Veracruz, así fue durante muchos años, hasta fechas más recientes, cuando en un
afán por garantizar la seguridad y el orden de los participantes, se han ido introduciendo
medidas, que poco a poco van diezmando la salud de la fiesta.
Todavía no se
llega al extremo de prohibir el consumo de bebidas alcohólicas, pero se ha
montado un operativo, para detener a todo aquel que vaya en estado de ebriedad,
hasta que se le baje el nivel.
Se redujo el
número de comparsas, en un afán por hacerlo menos largo, pero es precisamente
los bailarines y bailarinas que marchan por el boulevard, lo que le dan vida a
la fiesta. Nada más hay que tener en cuenta que hay otros lugares en donde el
carnaval dura 41 días.
Pero además, una
fiesta popular sin alcohol, es como un agua mineral sin gas.
Las hermosas
mujeres que lucen sus cuerpos en los carros alegóricos, ahora ya no lo hacen en
bikini sino con shorts y blusas. Hágame usted el grandísimo favor.
A ese ritmo, los
desfiles de carnaval, van a terminar siendo una marcha de escuelas de baile,
pero sin la picardía y el entusiasmo que caracteriza a los participantes.
Aunque las
autoridades se empeñan en tratar de tapar el sol con un dedo, pues resulta que
el Carnaval de Veracruz, cada año va de mal en peor.
Pregúntenles a
los vendedores que apenas sacan para recuperar sus gastos.
En las gradas se
pueden apreciar algunos sitios desocupados.
Cuándo en
temporada de Carnaval se iba a encontrar un boleto en las terminales de
autobuses foráneos, para llegar y para salir, ahora no ocurre así, se pueden
comprar hasta por internet sin necesidad de formar filas.
Posiblemente los
únicos que resultan con ganancias sean todavía los sectores hotelero y
restaurantero, pero sus ventas no son como antes.
Se puede echar
la culpa a la crisis económica, pero eso tampoco es verdad, porque los jóvenes –que
son los que acuden por miles- siempre van carentes de recursos y eso es parte
de la fiesta.
Los cambios en
los desfiles, por parte del comité organizador, son otra de tantas acciones que
van dando al traste al carnaval.
En el primer
desfile del viernes, no hubo tanta gente como se esperaba.
Para terminar,
el martes de carnaval, se decidió suspender los desfiles por el anuncio de que
entraría un frente frío, cuando ya la gente estaba lista para marchar, porque
un “aire” no espanta a los jarochos acostumbrados a vivir con los nortes.
Otra medida poco
acertada, el haber suspendido el concierto en la plaza del malecón, cuando
desde hace varios días, habían venido de todo el estado y de otras partes de la
república, para disfrutar del concierto.
Total, que esas
malas decisiones, son las que poco a poco, van envenenando al Carnaval de
Veracruz, la fiesta más popular de la entidad, que de continuar así, al rato va
a terminar siendo un desfile más de pueblo.
Dice el filósofo
de mi pueblo Pancho López:
Pasadas las fiestas del carnaval, sigue la Semana Santa,
luego las elecciones del domingo 7 de junio, ya tuvimos bastante del circo,
cuando empezarán a repartir el pan.
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