Los resultados preliminares de las elecciones del domingo
pasado tienen varias lecturas interesantes de comentar dentro de la Bitácora Veracruzana,
porque si bien es cierto que hay muchas interrogantes sobre el denominado
retorno del PRI a la presidencia de la república, acá en la tierra jarocha
también hay cuestionamientos sin respuesta.
Una de las preguntas que se hacen los analistas políticos
respecto a la alternancia en el poder, luego de doce años del PAN en Los Pinos,
aunque el virtual presidente Enrique Peña Nieto ha dicho que “no significa un
regreso a las viejas prácticas políticas”, no se ha respondido aún, si tampoco
se volverá al sistema del todo poderoso presidencialismo.
Si bien es cierto que don Daniel Cossío Villegas decía que
cada gobernante tiene y ejerce su particular estilo de gobernar, la pregunta
es, ¿hasta dónde el nuevo presidente priista de la república permitirá que los
gobernadores de su partido, sigan ejerciendo el poder como si fueran virreyes.
Porque de todos es sabido, que al perder la presidencia de la
república el PRI hace dos sexenios, los gobernadores de los estados se
convirtieron automáticamente en señores absolutos en sus territorios, en donde
se dedicaron a ejercer el poder, sin tener que rendir cuentas a nadie de nada.
En el antiguo sistema priista, que gobernó al país durante
setenta años, cuando un gobernador cometía algún error o falta grave que
ameritara su “retiro por motivos de salud” era el presidente de la república en
turno quien tomaba la decisión y a través de los distintos mecanismos del
poder, lo obligaban a renunciar.
¿Hasta donde el futuro presidente de la república, Enrique
Peña Nieto estará dispuesto a dejar hacer lo que les plazca a los gobernantes
de los estados?
¿Habrá de retornar el presidencialismo absoluto, en donde el
poder y quien manda es un solo personaje?
¿Se permitirá a los gobernadores seguir siendo los amos y
señores en sus territorios?
¿Se habrán de cobrar cuentas pendientes de quienes han
ejercido el poder en los últimos años o de quienes actualmente están al frente
del mandato?.
Por lo pronto, en el estado de Veracruz, los resultados del
Programa de Resultados Rápidos del IFE arrojan cifras interesantes, que tienen
una trascendencia más allá de los simples ganadores y perdedores.
Por principio de cuentas, la participación ciudadana, que fue
del 67.05 % en las 9,828 actas de casillas que fueron contabilizadas.
Es decir, que hubo una participación y un interés mayor por
parte de la ciudadanía en formar parte de la elección del presidente de la
república, senadores y diputados federales.
Al cierre del conteo rápido, en las casillas reportadas se
tenían los siguientes resultados:
Peña Nieto 33.65% con un millón 180,147
Vázquez Mota 33.63% con un millón 179,327
López Obrador 28.88% un millón 012,818
Quadri, ya de plano ni vale la pena contarlo.
Es decir, que el estado de Veracruz, que desde siempre ha
sido catalogado como el bastión del voto priista, junto con el Estado de México
y Jalisco, aunque ganó el candidato del PRI Enrique Peña Nieto, lo cierto es
que la diferencia del número de votos que obtuvo la candidata del PAN Josefina
Vázquez Mota, fue apenas de poco más de dos mil votos.
Dicho de otra manera, en las elecciones del domingo, el
llamado bastión del PRI, en realidad se transformó en una veta de votos para el
PAN que obtiene el 33.63 % de los sufragios.
Explicaciones, justificaciones, pretextos, son muchos los que
seguramente se tendrán que dar cuando se den a conocer las cifras definitivas
por parte del IFE.
Pero como en política nada es casual, toda acción tiene una
consecuencia y las consecuencias de esos pobres resultados, seguramente que
tendrán consecuencias.
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