· Benjamín Montalvo Cruz uno amigo leal y verdadero
· Colaboró con Dante Delgado durante muchos años
· Una historia que merecía ser escrita y contada
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
La última vez que vi a mi querido amigo
Benjamín Montalvo Cruz -Benja, para los cuates- fue en un café de la avenida
Lázaro Cárdenas, en donde estuvimos platicando por espacio de más de dos horas,
en las que me platicó su trayectoria política al lado de Dante Delgado Ranauro
y me reveló el motivo por el cual decidió guardar sana distancia.
Al inicio de la plática, cuando le
pregunté cual fue el motivo por el que dejó de formar parte de los más cercanos
colaboradores de Dante Delgado, me contó su historia, que comenzó en su natal
Córdoba, porque su padre quien le gustaba tocar la guitarra, de muy joven le
enseñó a tocar ese instrumento.
Como su papá era amigo del padre
de Teresa Morales, la esposa de Dante, le pidió que lo llevara a colaborar con
el dirigente cañero, con quien estuvo durante algún tiempo, yendo incluso a
trabajar en la Ciudad de México.
Hasta que Dante empezó a trabajar
para buscar la alcaldía de Córdoba, entonces el papá de Teresita lo mandó a apoyarla
en la organización de las reuniones y eventos a favor del entonces también
joven político.
Uno de los primeros eventos que le
encargó organizar, fue una reunión masiva, en unos cuantos días, que fue un
total éxito, por la notable asistencia de cordobeses.
Igual ocurrió con otras
encomiendas, en las que Benjamín pudo demostrar su capacidad de organizar y
llevar a cabo todo tipo de encargos que se le hacían.
Y cuando Dante le preguntaba a su
esposa Teresa como fue que salió todo bien, la respuesta era la misma, que
Benjamín se había encargado de apoyarla.
Lo que finalmente llamó la
atención de Dante Delgado, quien lo jaló para trabajar en su equipo y así lo
hizo durante muchos años.
Recuerdo que cuando Dante Delgado
fue gobernador sustituto de Don Fernando Gutiérrez Barrios, en varias ocasiones,
lo fuimos a saludar junto con su compadre y amigo de toda la vida Raúl de la
Huerta, en su despacho de palacio como Oficial Mayor del gobierno del estado.
Pero luego ya Dante se fue a
México, para ser Procurador Agrario, en tanto que Benjamín se quedó en la banca,
en espera de seguir a su amigo.
Pero como suele suceder en esta
vida, de quien menos lo esperas, te llega el apoyo.
Froylán Ramírez Lara, otro de los
cercanos colaboradores de Dante, -que actualmente es el representante de
Movimiento Ciudadano ante el OPLE- lo invitó a que fuera delegado estatal de
INI en Guerrero y hasta allá marchó.
Luego regresó a Xalapa, en donde
durante varios años, estuvo trabajando en la Comisión Estatal del Agua Potable,
ahí en las oficinas de la avenida Lázaro Cárdenas.
En aquella ocasión, cuando nos
reunimos a tomar un café, Benjamín me recomendó que pidiera unos molletes con
mantequilla y mermelada, porque estaban mucho más ricos, que los que preparaban
en un restaurante frente a la terminal de CAXA que por cierto ya cerró.
Al finalizar la plática, le
recomendé a Benjamín, que debería de escribir esas memorias que me platicó con
gran estilo literario.
Quedamos que para la próxima vez
que vinera su compadre Raúl de la Huerta, nos volveríamos a reunir, para ir a
comer y platicar como lo hacía siempre.
Ahora que inesperadamente se nos adelantó,
solo me queda recordar al buen amigo, y mandarle un fuerte abrazo a su querida
esposa Angeles Albuerne Rodriguez y a sus hijos.
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