Habría que cuestionar, entre muchas otras cosas, los motivos
por los que el gobierno de México -Procuraduría General de la República y Secretaría
de Relaciones Exteriores- no han agilizado, como debiera de ser, el trámite de
regreso del ex gobernador Javier Duarte de Ochoa a nuestro país, para que
pudiera ser refundido en la cárcel.
Otra de las preguntas que siguen flotando en el aire, es
porqué no se detuvo y sometió a proceso también la esposa de Javier Duarte de
Ochoa la señora Karime Macías Tubillas, quien en realidad era el cerebro que
operaba todos los movimientos ilegales dentro de la pasada administración.
La respuesta para esas dos interrogantes es la misma: porque
se está protegiendo tanto a Javier Duarte de Ochoa como a su todavía esposa
Karime Macías.
De otra manera, no hay respuesta ni explicación al porque si
el gobierno de Guatemala declaró que estaba listo para repatriar a Javier
Duarte en cuanto el gobierno de nuestro país se lo solicitara, el ex gobernador
veracruzano todavía sigue en una prisión del vecino sureño, en lugar de una
cárcel de máxima seguridad en las inmediaciones de la ciudad de México.
Pero además, el filósofo de mi pueblo Pancho López nos
comentó que los abogados litigantes que si conocen del derecho -no de twittear
por redes sociales- aseguran que en una acusación penal, no solo son
fundamentales las pruebas que la soportan, sino como se presenta y defiende el
caso en el juico.
Los abogados litigantes aseguran que el caso de Javier
Duarte, si no está perdido todavía, si se encuentra en riesgo y advierten que
se necesita más del expediente que ahora tiene la PGR para lograr una sentencia
justa en contra del ex mandatario.
Si bien es cierto que la acusación contra Javier Duarte es
en principio por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero,
resulta comprensible, porque son los primeros datos en la integración del
expediente, pero pueden existir las famosas “deficiencias” conforme se vayan
descubriendo la información.
Ya son ocho meses desde que Javier Duarte de Ochoa pidió
licencia “para defenderse” y que en su lugar huyó del país.
Pero son años, los que tiene la Auditoría Superior de la Federación,
reportando gravísimas irregularidades en el manejo de los recursos federales en
la administración de Javier Duarte, no fue algo que hicieron en el clásico “año
de Hidalgo” sino que aquí desde el principio y a lo largo de todo el sexenio se
aplicó la conclusión de la frase……su madre el que deje algo.
Se llevaron todo lo que pudieron y hasta lo que no pudieron
también.
No se explica entonces porque en todo ese tiempo la PGR no
ha hecho nada, primero para evitarle la fuga del país y luego para regresarlo
de nuevo.
Se tienen muchísimo más casos para presentar en contra de
Javier Duarte, pero parece ser que la consigna es no hacer nada más.
Nos decían que la PGR y la Cancillería mexicana ya debería
de haber presentado las llamadas reglas de especialidad a las autoridades
guatemalteca, porque esa es la única manera de que el ex gobernador pueda ser
juzgado por otros delitos, que hasta ahora no fueron incluidos en la solicitud
formal de extradición.
También es cierto que las reglas de especialidad pueden ser
solicitar en cualquier momento, incluso cuando Duarte se encuentre en prisión
mexicana ya sentenciado, mientras más tiempo se siga tardando el gobierno de México
en extraditarlo, si los abogados se ponen abusados, como se supone que deben de
ser, pueden argumentar -aunque usted no lo crea- ser víctima de una persecución
política.
Por eso resulta sospechosísimo que tanto la PGR y la
Fiscalía General de Veracruz no hayan presentado más allá de tres tristes casos
en contra del ex gobernador.
Parece como si las autoridades federales y estatales
ignoraran que: La Auditoría Superior de la Federación presentó ante la
Procuraduría General de la República, entre 2011 y 2016, un total de 41
denuncias penales por daños al erario público de Veracruz, cuantificado en 12
mil 732 millones 923 mil 262 pesos. Las querellas se presentaron ante esa
institución porque involucra recursos federales. Convirtiendo a nuestra entidad
en la más denunciada penalmente por el órgano auditor.
Pero además la Auditoría sumó ocho denuncias penales, porque
el gobierno de Veracruz, en la época de Duarte, simuló devolver al erario
cuatro mil 770 millones 200 mil pesos, sólo para librarse del órgano fiscalizador
federal.
Gran parte de estas denuncias las tiene o tenía la
Subprocuraduría de Control Regional, procedimientos Penales y Amparo de la PGR,
Gilberto Higuera Bernal, quien no ha rendido un informe claro sobre qué ha
pasado con estos expedientes y sólo de manera confusa ha señalado su oficina
que en varios casos se ha declarado incompetente y envió los casos a la
Fiscalía de Veracruz, es decir, les pidió que se investigaran a sí mismos.
Sería un buen tiempo para que la Auditoría Superior pidiera
un informe pormenorizado de lo que ha hecho la PGR en los expedientes sobre
Veracruz, y de paso del resto de otras 23 entidades denunciadas en 241
expedientes, para que por fin el subprocurador Higuera y las otras áreas rindan
cuentas y aclaren, el porqué del letargo que se traduce en ineficiencia, y
porqué renunció a investigar si había recursos federales involucrados. Si bien
estas 41 denuncias involucran los ejercicios fiscales de 2009 a 2014, 90% de
las querellas corresponden a la gestión de Duarte.
Y en el caso de Veracruz, porqué después de tantos discursos
contra la corrupción del gobernador Miguel Ángel Yunes sólo tiene tres casos
contra Duarte. En este caso, recordemos, que el Órgano de Fiscalización
Superior del Estado de Veracruz, sólo en la auditoría de 2015 encontró un
posible daño al erario público de la entidad por 27 mil millones de pesos,
cometido a través de 27 instituciones del gobierno de Javier Duarte.
Todo ese dinero aún no aparece reflejado en las tres
acusaciones por los que será extraditado el exgobernador, mucho menos los 17
mil millones de pesos de fondos federales que la PGR debería tener en sus
expedientes contra Duarte.
Mucho menos se puede vislumbrar que todos esos miles de
millones de pesos de los que tanto se ha hablado y dicho sean recuperados y reintegrados
a los veracruzanos.
Por eso fue tal vez, que Javier Duarte sarcásticamente
declaró ante los medios guatemaltecos que su estrategia de defensa es:
“paciencia, prudencia, verbal contingencia, dominio de ciencia, (y) presencia o
ausencia, según conveniencia”.
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