Por
Miguel Angel Cristiani Gonzalez
En
paralelo al intercambio de acusaciones de corrupción que se dio esta semana
entre el líder moral de MORENA, Andrés López Obrador y el gobernador de
Veracruz Miguel Angel Yunes Linares –los dos peleadores políticos naturales- lo
cierto es que se trató de un mero cambalache de señalamientos, acusaciones y
promesas de dejar el cargo, pero que finalmente no habrán de llegar a nada más,
simples palabras ante los medios de comunicación.
Si
el gobernador de Veracruz tiene como afirmó pruebas de que López Obrador
recibió dos millones y medio de pesos mensuales del ex gobernador Javier
Duarte, pues tan sencillo que presente una acusación ante la PGR para que se
proceda a iniciar una investigación en serio y no solo de palabras.
Si
el líder moral de Morena Andrés López Obrador afirma que el gobernador Miguel
Angel Yunes Linares es un corrupto, pues igual, que presente las pruebas ante las
autoridades respectivas para que se proceda en consecuencia.
Los
veracruzanos ya estamos cansados de escuchar y ver todos los días, acusaciones
de todo tipo y tamaño, de actos de corrupción, pero no se ve que ese cúmulo de
actos de deshonestidad de los funcionarios públicos sea castigado como
corresponde, con la cárcel de manera ejemplar.
Es
cierto que cada vez son más los ciudadanos veracruzanos y de otras partes del
país, que se encuentran preocupados por el supuesto avance que ha tenido MORENA
y su candidato mesiánico Andrés López Obrador.
Pero
por principio de cuentas habría que ver hasta donde son confiables las
encuestas que dan como ganador a López Obrador para las elecciones del año
entrante, aunque hay que recordar que esas famosas encuestas no han atinado una
en las pasadas elecciones federales.
Nada
más hay que tener en cuenta un dato, que más del 50 por ciento de los electores
todavía no sabe siquiera si va a acudir a las urnas a votar por alguno de los
candidatos a la presidencia de la república, porque además, todavía no se
define quienes serán esos candidatos.
El único
que ya anda en campaña –actualmente en el Estado de Veracruz- es Andrés López
Obrador, porque para eso tiene su partido particular, en donde quien manda y
decide es el tabasqueño, que aprovecha los spots de tiempos oficiales, para
promover de paso su imagen y mandamientos, sin que ninguna autoridad electoral,
se atreva a marcarle el alto.
Todavía
falta tiempo para las campañas de los candidatos presidenciales en México, pero
en la medida en que avanzan las políticas de ocurrencias del vecino presidente
de Estados Unidos Donald Trump, más y más mexicanos, se van dando cuenta del
peligro que representa tener como mandatario a un gobernante que con todo el
pinche poder, haga y ordene lo que le viene en gana.
No
nada más es el caso de un mandatario locuaz como el que se está revelando en
Estados Unidos, hay otros claros ejemplos de presidentes que gobiernan y
ejercen el poder en base a sus mejores ocurrencias, como Hugo Chávez y Nicolás Maduro,
que llevaron a la ruina y desastre total a Venezuela.
Por
eso no hay que descartar que surja, como de hecho ya se ha empezado a gestar,
un frente ciudadano que busque ser una alternativa partidista real y no la
fachada de un candidato que finalmente termine convirtiéndose en un dictador.
Así
las cosas, la verdadera amenaza para los mexicanos no es Donald Trump y su
muro, sino Andrés López Obrador y su Morena.
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