Mutatis mutandis
Por Rafael Arias
Hernández.
Anticorrupción y
austeridad son aspectos importantes de las políticas de cambio anunciadas y
respaldadas, con algunos reconocidos logros y avances federales, enfocados a mayorías, antes
olvidadas y desatendidas.
Imprescindible sustentarlas
y fortalecerlas, para persistir, aplicar y extender sus alcances; urgente, hacerlas
realidad en los gobiernos estatales y municipales, en donde, por desgracia y
salvo excepciones, con frecuencia tienen poca, lenta o nula aplicación, porque se
simula o distorsiona; y hasta se
abusa, corrompe y delinque.
En todo caso, situación
propiciada o apoyada, por la baja o nula participación ciudadana y social, que destaca
por su desinterés e indiferencia; incluso, en muchas ocasiones, identificada porque favorece y sirve, para generar
irresponsabilidad, complicidad y delincuencia.
Ni hablar del
cuestionado Poder legislativo que, en su costosa comodidad,
brilla por su ausencia.
Así, el mismo
gobierno federal, señala y resalta algunas actitudes y aptitudes necesarias: honestidad,
austeridad, anticorrupción, no mentir, no robar y no traicionar al pueblo.
Buenas intenciones, que
exigen mucho por hacer en todos los frentes, con probados hechos y buenos resultados.
Dicho en otras
palabras. Se requiere en principio, de congruencia y disposición para asegurar y
sostener el cambio verdadero; y también para erradicar ineptitud, estulticia,
mediocridad y desmemoria, empezando en los propios equipos. No más negligencia,
ineficiencia y delincuencia gubernamental.
Insistir, en muchas
formas, que es impostergable, gobernar al gobierno, con más y mejor participación
y evaluación ciudadana y social, verdadera y permanente.
Reconocer e
identificar toda acción gubernamental, para comprobar dicho y hecho. Informarse
y evaluar resultados.
Incluso tener
presente nuestra inagotable cultura popular, que sabiamente ha establecido que,
en cuestión de cambiar, hay innumerables retos:
“Echando a perder se
aprende”. “Errar es de humanos”. “Despacio, que soy de lento aprendizaje”. “La tercera es la vencida… ¿y la cuarta?”
No olvidar, que cero por cero, hasta hoy da cero. La suma de
ceros, hasta hoy da cero. Más de lo mismo, hasta hoy da lo mismo. Se cosecha lo
que se siembra.
“Estás viendo la tempestad y no te hincas”. Si el calvario
que se vive no se aprende, habrá que volver a vivirlo. Total, desde hace
tiempo, somos el pueblo que gusta de
toparse con la misma piedra....en la cabeza.
LA FORMA ES FONDO.
Por otro lado, oportuno comentar, que hay otros factores que
influyen y provocan desconocimiento y desinterés, para no entender ni atender
lo prioritario, necesario y urgente.
Darle vuelo e impulso a sensacionalismo y escándalo, entretener para vencer sin
convencer, ha sido ancestral estrategia,
base y fomento de evasión, confusión y enajenación,
para que no se haga lo que se debe hacer.
Entretener y distraer para tratar llamar la atención y
promover el escándalo. Dar prioridad a lo superficial y soslayar lo importante.
Mantener la rutina de hacer como que se hace y simular, “simular, simular…que
el demonio va a pasar…”
Paredes de humo, cielos de ilusiones, pisos en el aire y
todo el ambiente necesario, para mantenernos fuera de la realizad, con o sin la
complicidad mágico religiosa. Se ocasiona, que continué la fiesta. Más pan y
circo. Todo para no entender ni atender, mucho menos resolver, lo que importa.
Presionados por lo cotidiano nos hacemos prisioneros
de lo inmediato; y en lo trascendente, respondemos a base de ocurrencias e improvisación.
Las consecuencias son iguales o similares, a pesar de que entusiasmados o
enajenados, o ambas cosas, continuamos esperando respuestas o resultados
diferentes, ante las mismas actitudes y decisiones. Desde siempre también se
sabe que se comete el error lo demás son consecuencias.
Lo grave no es
cometer el error en el esfuerzo; incluso, hasta la pérdida se podría
justificar en un buen intento. Lo grave es que hasta de esta situación se
aprovechan quienes están siempre dispuestos a obtener ventas, beneficios y
privilegios.
La ineptocracia, “la mafia en el poder…para no poder”,
puede ser, es un gran negocio desde siempre.
Pero ni tan tontos ni tan desmemoriados, atrás de la
complicidad, el desinterés y el dejar hacer y dejar pasar siempre hay un
beneficio, una utilidad.
ATENDER Y CUIDAR LO IMPORTANTE.
Así, como es usual, en demasiado, no prevemos lo
previsible y nos dejamos llevar por lo inmediatez del espectáculo, por la
estreches e intrascendencia de lo superficial. Se descuida lo importante y se dejamos en manos de la suerte que, desde
siempre, hay quienes la inclinan a su favor y
provecho.
En actividad o
pasividad. Tanto por permitir como por no exigir, por dejar hacer y dejar
pasar. Por no cumplir y dejar incumplir. Hay veces que prevalece el impulso al retroceso, en vez del
apoyo al desarrollo. Ahí vamos de la involución a la evolución, del progreso al
retroceso.
Memoria y conciencia de la historia. Previsión y
responsabilidad actual, del aquí y el ahora. Otras experiencias prueban y
comprueban, que hay otras formas de gobernar bien y hacer política de la buena,
que requieren de buenos gobernantes y políticos.
Por ahora, para no olvidar lo que daña y perjudica, se
debe siempre, preguntar y saber, quienes son los responsables, materiales e
intelectuales. Desde luego, identificar y
denunciar también, cómplices y socios.
Reiterar, que mejorar y avanzar, se debe identificar y
señalar a los pocos o muchos, que cumplen, hacen bien su trabajo y obtienen
logros y avances.
En fin, por lo pronto que cada quien pregunte y se
entere; evaluar a todos, de acuerdo a sus resultados, para saber quiénes son y
donde están.
Identificar y evaluar lo hecho. Saber, cómo hacen
Historia.
Entender y atender, bien y a tiempo, a millones y millones.
Cansados, de recibir promesas y más promesas, frente a los
pocos y pobres resultados. Hartos de la política de la simulación, la
mediocridad y la irresponsabilidad.
Preocupados sobremanera, por los alcances de las crisis
padecidas y anunciadas.
Inconformes con el desperdicio de recursos, gastos excesivos
e injustificados, pérdidas previsibles y evitables, tanto de recursos como de
oportunidades.
Irritados por el inocultable e imparable descaro, prepotencia, corrupción e impunidad en la función pública.
-Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH
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