Por Miguel Angel Cristiani Glez.
Concluye este martes la Cumbre Iberoamericana de
Presidentes y Jefes de Estado que se celebra en Veracruz, con la presencia de
22 mandatarios, se habrán de dar a conocer los acuerdos a que se llegaron
durante la serie de reuniones y conferencias en busca de acuerdos para mejorar
el futuro de los países de esa comunidad internacional.
Pero más allá de los discursos, las fotos para los
medios de comunicación, los mensajes que se pronuncian, vale la pena cuestionar
hasta donde resultan efectivos en la práctica, los temas abordados y su
implementación en la realidad cotidiana de los millones de personas que
integramos lo que se conoce como Iberoamérica.
Porque no se trata únicamente de que vengan los
presidentes y mandatarios a pronunciar halagadores mensajes, sino lo
verdaderamente importante viene ahora, cuando se den a conocer los acuerdos a
que se llegaron.
Ahí está el detalle….en la implementación de las
políticas públicas que permitan hacer realidad esa lista de buenos deseos.
El periódico español El País, en su editorial de
este martes, adelanta que uno de los proyectos de mayor calado para el futuro
de los países de Iberoamérica es precisamente el lograr una alianza por la
movilidad del talento.
“Se
trata de un ambicioso plan para el intercambio de alumnos, profesores e
investigadores entre las universidades del espacio iberoamericano. El propósito
es facilitar que unos 200.000 docentes y estudiantes realicen en los próximos
cinco años estancias de entre cuatro y seis meses en universidades de otros
países.
La iniciativa no puede ser más acertada. La circulación del talento es un poderoso incentivo para el progreso académico y un estímulo para la excelencia educativa. Es también oportuna, dada la difícil coyuntura económica que se prevé para los próximos años. Tras un largo periodo de crecimientos del PIB por encima del 5%, los países latinoamericanos afrontan ahora una desaceleración que está resultando más brusca de lo esperado.
La iniciativa no puede ser más acertada. La circulación del talento es un poderoso incentivo para el progreso académico y un estímulo para la excelencia educativa. Es también oportuna, dada la difícil coyuntura económica que se prevé para los próximos años. Tras un largo periodo de crecimientos del PIB por encima del 5%, los países latinoamericanos afrontan ahora una desaceleración que está resultando más brusca de lo esperado.
En
una región donde el 25% de la población tiene entre 15 y 29 años, esa situación
debe ser enfrentada con innovación y con más y mejor educación. En los años de
bonanza económica ha disminuido la pobreza y ha mejorado -aunque queda mucho
por hacer- el nivel educativo de la población.
En
estos momentos hay más de 20 millones de jóvenes universitarios, y dos de cada
tres son los primeros de su familia en acceder a la universidad. Este elevador
social y productivo debe protegerse con presupuestos suficientes para la
enseñanza y las universidades. Este es el gran reto educativo.
El otro es reducir el elevado grado de desigualdad que todavía persiste y lograr una mayor homogeneidad académica. Del mismo modo que Europa ha aplicado políticas destinadas a garantizar determinados niveles de calidad, sería muy deseable que Latinoamérica caminara hacia una mayor convergencia universitaria.
Por último, y no menos importante, el intercambio universitario es un excelente instrumento -como se ha demostrado en Europa con el programa Erasmus- de refuerzo de la competencia global que estimula otras convergencias, igual que el estrechamiento de lazos entre universidades y empresas.
El éxito del plan dependerá, sin embargo, de que los países reunidos en Veracruz sepan encontrar medios de financiación adecuados. Esa será la prueba clave del éxito de esta importante decisión”.
El otro es reducir el elevado grado de desigualdad que todavía persiste y lograr una mayor homogeneidad académica. Del mismo modo que Europa ha aplicado políticas destinadas a garantizar determinados niveles de calidad, sería muy deseable que Latinoamérica caminara hacia una mayor convergencia universitaria.
Por último, y no menos importante, el intercambio universitario es un excelente instrumento -como se ha demostrado en Europa con el programa Erasmus- de refuerzo de la competencia global que estimula otras convergencias, igual que el estrechamiento de lazos entre universidades y empresas.
El éxito del plan dependerá, sin embargo, de que los países reunidos en Veracruz sepan encontrar medios de financiación adecuados. Esa será la prueba clave del éxito de esta importante decisión”.
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