v
Agustín
Lara eligió ser veracruzano de Tlacotalpan
v “he
nacido rumbero y jarocho/ y me fui lejos de Veracruz
v No hay acta de nacimiento más verídica que
su canción
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
No se tiene certeza sobre cuándo nació
el “Músico poeta”: ¿1897? ¿1900? Unas fuentes confirman haber hallado su acta
de nacimiento en La Ciudad de México, otras hablan de su registro en
Tlatlauquitepec, Puebla; pero él eligió ser veracruzano de Tlacotalpan.
Lo contaba en sus entrevistas y lo
declaraba en sus canciones: “…he nacido rumbero y jarocho/ trovador de veras/ y
me fui lejos de Veracruz”. Seguramente todos, esta noche, estaremos de acuerdo
con el musicólogo Pavel Granados en que: “No hay acta de nacimiento más
verídica que su canción ‘Veracruz’…” que lo naturalizó, orgullosamente, como
nuestro paisano.
La radio, las cotidianas apariciones de
Lara en programas de televisión, como El estudio Raleigh de Pedro Vargas, y sus
películas proyectadas en México, países latinoamericanos y en España,
consagraron a la estrella cuyas exitosas giras le darían reconocimiento
mundial.
Grandes cantantes como Frank Sinatra o
Edith Piaf y numerosas celebridades del cine, de la política y otros ámbitos,
llegaron hasta su casa, atraídos por la popularidad de su música y su fuerte
personalidad.
El “Músico poeta”
No fue sólo el encanto de sus melodías
lo que lo que adentró a Lara en sus oyentes, sino la fuerza liberadora de sus
versos que, abandonando clichés, exploraban aspectos sensuales del amor y
reivindicaban la imagen de la mujer “santa” o “non sancta”, tema ya trabajado por
algunos poetas románticos, pero expresados ahora con exquisitos recursos de la
mejor poesía modernista de Rubén Darío al describir, por ejemplo, el parpadeo
de unos ojos: “Como un abanicar de pavos reales/en el jardín azul de tu
extravío/con trémulas angustias musicales/ se asoma en tus pupilas el hastío…”,
imágenes quizás empalagosas para los gustos actuales, pero con un poder
arrollador que Carlos Monsiváis defiende así: “Divulgada y arraigada la fe
nacional en la poesía, le tocará en el siglo XX a la “canción romántica”
mercantilizar el alborozo de sus creyentes. Así les toque a estos “poetas
populares” ser históricamente cursis (por así decirlo) su esencia cultural, la
Sinceridad, seguirá desplazando abrumadoramente a las distancias irónicas del
Refinamiento”.
Hay discrepancias entre las fuentes
sobre el número de obras que compuso, algunas le atribuyen más de
cuatrocientas; otras, casi setecientas. Lara se enorgullecía de ser un
compositor muy prolífico: “He tocado kilómetros de teclas de piano y con las
notas de mis canciones se pueden componer más sinfonías que las de Beethoven.
[…] el Señor de los señores me otorgó la divina gracia de la musicalidad y, con
ella, lo mismo puedo componer una «java» francesa, que un «pasodoble» español,
una «tarantela» italiana que un «lied» alemán”. La autoría de algunas ha
provocado controversias y se ha dicho, sin comprobación, que Agustín compraba
canciones. “Madrid”, su famoso chotis, desató dudas cuando el historiador
español, Raúl Guerra Garrido, comentó en su libro Gran Vía: 1910 – 2010, que
Lara la había comprado a Rafael Oropesa, un exiliado republicano residente en
México.
Lo que sí hemos podido verificar es que
sus piezas se han arraigado tan profundamente en la cultura de diversos países
como para apropiárselas, atribuyéndolas a compositores de su tierra. Cuenta
Leonardo Huerta que en 1933, estando Lara en La Habana, tomando una copa al
aire libre, oyó a un conjunto tocar “Mujer”: «Al escuchar los primeros acordes
de su canción, no sin orgullo preguntó a un mesero que pasaba por ahí que de
quién era esa canción. Despectivo, el mesero le dijo: “Chico, eso no hay que
preguntárselo a nadie… aquí todos sabemos que la compuso un cubano”».
Igualmente, muchos españoles creen que “Murcia”, “Granada”, “Valencia” o “clavel
sevillano” fueron compuestas por sus paisanos.
Su música nos ha llegado a través de una
inmensa lista de orquestas y cantantes nacionales o extranjeros, que van desde
los años veinte con Juan Arvizu y Guty Cárdenas, hasta los actuales con Eugenia
León, Caetano Veloso, Luis Miguel o Natalia Lafourcade. Entre aquellos y éstos
existe una ininterrumpida cadena sonora de intérpretes que mantiene la
presencia de Agustín Lara en la música del mundo.
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