miércoles, 15 de octubre de 2025

El Fotoparque de Cempasúchil en Tlaxcala: Entre la Tradición, el Turismo y el Espectáculo Visual

https://youtu.be/ODsPO9Lo944 

Por Miguel Ángel Cristiani

En un mundo cada vez más inmerso en la inmediatez de las redes sociales, donde los momentos efímeros se traducen en recuerdos filtrados a través de un lente, las experiencias turísticas empiezan a moldearse bajo la sombra de la imagen perfecta. Tal vez, lo que ocurre en Atexcatzinco, Tlaxcala, sea un ejemplo claro de esta nueva era del turismo visual. Allí, el “Fotoparque de Cempasúchil Santum” abre sus puertas con una oferta que combina la tradición, el espectáculo natural y el marketing de experiencias para una sociedad ávida de momentos fotográficos.

La propuesta no es nueva en el panorama turístico nacional; el fenómeno de los “fotoparques” ha crecido exponencialmente en México en los últimos años, siguiendo la estela de destinos como los campos de lavanda en Querétaro o los jardines de girasoles en diversas partes del país.

Aunque en el estado de Veracruz parece que todavía no se han dado por enteradas las autoridades de Turismo, encargadas de promover los sitios atractivos.

Sin embargo, lo que distingue a Santum es su capacidad para mezclar dos elementos profundamente enraizados en nuestra identidad cultural: el cempasúchil y la festividad de Halloween. Este espacio ha logrado crear una conexión entre lo ancestral y lo contemporáneo, pero, más allá de la estética, es necesario preguntarnos: ¿Hasta qué punto este tipo de iniciativas logra trascender lo superficial y aporta al respeto y comprensión de nuestras tradiciones?

El fotoparque, inaugurado a mediados de octubre, destaca por su planteamiento visual, pero también por su enfoque turístico. La primera sección del espacio está ocupada por un sembradío de cempasúchil de la variante china, una flor que es sinónimo de la temporada de “Día de Muertos” en México. Esta flor, que cubre una hectárea de terreno, no solo se ha convertido en el principal atractivo del lugar, sino que ha revitalizado un interés por la tradición de las ofrendas y altares, mientras se posiciona como un objeto de consumo para quienes buscan capturar la imagen perfecta. Sin embargo, debemos cuestionarnos si este nuevo uso del cempasúchil está contribuyendo a su apropiación cultural o si, por el contrario, está reduciendo la flor a un simple objeto ornamental, despojándola de su carga simbólica.

No podemos ignorar que el cempasúchil, más allá de su belleza, tiene un profundo valor en nuestras creencias. Es un puente entre los vivos y los muertos, una flor cuyo color y fragancia guían las almas durante las festividades del Día de Muertos. ¿Es correcto que su florecimiento sea aprovechado principalmente como un gancho turístico, con la finalidad de hacer negocio a costa de la espiritualidad que representa para millones de mexicanos? Es fundamental que este tipo de iniciativas no caigan en la trampa de la superficialidad comercial, y que, al mismo tiempo, ofrezcan una experiencia que respete y dignifique las raíces culturales que estamos celebrando.

No obstante, el fotoparque no se limita solo a la flor de muerto. Su propuesta es más amplia. “Pumpkin Santum”, una segunda sección dedicada a Halloween, incluye decoraciones como calabazas de Texas y espantapájaros de madera, buscando dar cabida a una celebración importada que, aunque tiene un creciente eco en nuestro país, aún no logra insertarse completamente en las dinámicas sociales mexicanas. Este componente, indudablemente, se alinea con la tendencia global hacia la celebración del “Halloween”, pero lo hace de manera tan explícita que a veces parece forzada. El entrelazamiento de una tradición mexicana ancestral con un festejo extranjero, a veces tan superficialmente comercializado, obliga a reflexionar sobre lo que estamos perdiendo de nuestra identidad al adoptar estos “fenómenos” sin un análisis profundo.

Por supuesto, el propósito del parque es enteramente turístico, como lo señala su propietario, Brian Munguía, quien asegura que el objetivo es ofrecer una experiencia única para los visitantes, sin restricciones en el uso de cámaras y fotografías. Esto es, en apariencia, un aspecto positivo, pues democratiza el acceso a la belleza del lugar. Los 100 pesos de entrada, relativamente accesibles para un sector amplio de la población, y con descuento a adultos mayores, permiten disfrutar de las flores, hacer fotografías y acceder a otras instalaciones, como los columpios y las decoraciones temáticas. No obstante, una vez más surge la pregunta: ¿realmente estamos valorizando el patrimonio natural y cultural, o simplemente estamos creando un parque temático más, al servicio del consumo masivo?

El fenómeno de los “fotoparques” es reflejo de un mundo que se está reinventando a través de la óptica de las redes sociales, donde las experiencias son fugaces, pero la necesidad de compartirlas en plataformas digitales es eterna. Los turistas que asisten al fotoparque buscan, más allá del goce estético, crear recuerdos visuales que puedan ser transmitidos a su comunidad virtual. En este sentido, Santum se convierte no solo en un atractivo turístico, sino en un lugar de consumo cultural, donde la tradición se expone al ojo público y se comercializa como parte de un catálogo fotográfico.

El reto, en este sentido, es encontrar el equilibrio entre el disfrute de los espacios naturales y la preservación de los significados que estos poseen. El cempasúchil no debería ser solo una flor para ser fotografiada, sino un símbolo que inspire reflexión, respeto y memoria. El Halloween, por su parte, podría ser una oportunidad para reforzar las tradiciones populares locales en lugar de diluirse en la influencia de festividades ajenas.

Es imperativo que los destinos turísticos como Santum no se conviertan en escaparates vacíos de cultura, sino que mantengan un compromiso con la autenticidad, la educación y el respeto a nuestras raíces. De lo contrario, estaremos ante una fachada de tradición, que oculta una versión adulterada de lo que realmente significa ser mexicano en un mundo globalizado. La reflexión debe ser clara: ¿Queremos que nuestra cultura se convierta en un producto más, o deseamos que sea preservada y transmitida de manera genuina a las futuras generaciones?


martes, 14 de octubre de 2025

El olvido post-temporal: Veracruz y la promesa rota de la ayuda tras la tormenta

  

Por Miguel Ángel Cristiani

Las imágenes que nos llegan del norte de Veracruz no requieren de subtítulos ni de análisis complejos: familias sumidas en el lodo, viviendas arrasadas, cultivos perdidos, y un clamor que se hace más urgente conforme las horas y los días pasan sin una respuesta concreta. El diluvio que, una vez más, arrasó con vidas y patrimonios en los municipios veracruzanos ha dejado al descubierto no solo la vulnerabilidad de las poblaciones ante fenómenos naturales, sino también la tremenda ineficacia del sistema de respuesta ante desastres que, lejos de mejorar, se diluye en un mar de promesas vacías. Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿quién va a responder por los daños materiales, humanos y emocionales que esta catástrofe ha dejado atrás?

Es una realidad incuestionable que las lluvias y las avenidas de los ríos en las zonas afectadas han superado los límites de lo soportable, pero no podemos seguir cediendo ante la falacia de la "emergencia controlada" mientras las familias no tienen ni lo mínimo para sobrevivir. Porque lo que está ocurriendo no es solo una cuestión de meteorología, sino un fracaso institucional que lleva años gestándose. Las víctimas de esta tragedia no necesitan que se les diga que la naturaleza es impredecible, sino que necesitan respuestas urgentes, soluciones reales y recursos que les permitan reconstruir lo que perdieron, algo que hoy parece más una promesa política que una acción inmediata.

Las autoridades de los tres niveles de gobierno –federal, estatal y municipal– se apresuran a atender el reclamo legítimo de los afectados, pero más allá de las visitas protocolarias y las declaraciones llenas de buenas intenciones, lo cierto es que la ayuda sigue siendo inalcanzable para aquellos que más la necesitan. ¿De qué sirve que los gobernantes asistan a las zonas devastadas si la población continúa sin lo básico? ¿De qué sirve el desgaste mediático cuando el apoyo no llega a donde se necesita? Y lo más alarmante: ¿qué sucede cuando el aparato estatal se convierte en una barrera, como ocurre con las fuerzas armadas que bloquean la entrada de ayuda humanitaria? Esta situación no es solo una irregularidad, es una grave violación a la ética y a la necesidad de los pueblos afectados.

La frase "no nos ha llegado ninguna ayuda" resuena en cada rincón de las zonas impactadas, como un eco de desesperación. Y aunque las organizaciones civiles están haciendo lo que pueden, sus esfuerzos son insuficientes ante la magnitud del desastre y, sobre todo, ante la falta de voluntad política para liberar los recursos y permitir que las ayudas lleguen con la celeridad que el caso exige. Lo que estamos presenciando es una crisis dentro de la crisis.

Esto nos lleva a una reflexión más profunda: la desaparición del FONDEN, ese Fondo Nacional de Desastres Naturales que en su momento fue un recurso vital para enfrentar situaciones como la que ahora estamos observando, no fue un simple cambio administrativo. Fue una decisión ideológica, una de las muchas tomadas bajo el pretexto de "optimizar" recursos y destinar más fondos a las grandes obras de infraestructura. Sin embargo, al eliminarlo, el gobierno federal dejó a las comunidades más vulnerables a su suerte, pues ahora, más que nunca, la falta de un mecanismo efectivo de apoyo ha quedado expuesta.

La justificación de que el FONDEN se utilizaba para "grandes obras" no solo es una falacia, sino una mentira disfrazada de eficiencia. Los recursos nunca fueron suficientes para atender a la totalidad de las víctimas, pero al menos existía un esquema de respuesta que, si bien imperfecto, garantizaba una acción más rápida. Hoy, esa promesa se ha diluido en una parálisis presupuestal que se traduce en desinterés y desdén por los afectados.

Este es un momento crucial para reflexionar sobre el verdadero rol del Estado: ¿Para qué existen los gobiernos si no es para proteger, para atender, para auxiliar a los más vulnerables en situaciones de emergencia? Las inundaciones, los huracanes y las tormentas siempre serán impredecibles, pero la respuesta de un gobierno no debe serlo. La ciudadanía no pide milagros ni soluciones inmediatas, pero sí acciones concretas, respaldadas por recursos, por leyes que no se manipulen según las necesidades del poder, y por una ética que garantice que, cuando el desastre golpee, el Estado no se convierta en una figura ausente.

La lección de esta tragedia, por lo tanto, no debe ser solo la de reconstruir lo que se ha perdido, sino también la de exigir una nueva política pública de gestión de desastres que no se limite a repartir discursos, sino a construir infraestructura, a gestionar recursos de manera transparente, y a garantizar que la ayuda llegue a donde más se necesita.

Para Veracruz y para todo el país, el clamor de los afectados debe ser una llamada de atención para las autoridades y para la sociedad en su conjunto: el tiempo de las promesas vacías ya pasó. La reconstrucción no solo debe ser física, sino también ética y política. Y la próxima vez que el desastre se asome, no debemos seguir esperando la respuesta que nunca llega.


La guerra de lodo en Poza Rica

 DE PRIMERA MANO

Por Omar Zúñiga


Aunque vengan del

mismo barro,

no es lo mismo

bacín…, que jarro.


La tragedia que sufren nuestros hermanos del norte del estado, según algunos académicos de la UV, de esos que aún se respetan (no como el gandul espurio que despacha en Rectoría) que esta inundación es peor que la sufrida en 1999, hace ya 26 años.

En este lapso hemos pasado muchas revoluciones y no armadas. Las tecnológicas, que no paran, son las más palpables.

En ese año, el internet estaba en pañales y las coberturas periodísticas exigían muchísimo más que un celular y datos; era ir al lugar del siniestro, buscar la nota, tomar fotos, y por supuesto enviarlas a tu medio para publicarlas y poder satisfacer la demanda social de estar bien informado.


*****


Como no se puede defender lo indefendible, hay que mencionar hechos.

Luego de conocerse la magnitud de la tragedia y como es costumbre, la solidaridad del pueblo veracruzano y mexicano en general se hizo presente y patente.

Decenas, si no es que cientos, de lugares de acopio de víveres para llevar a nuestros paisanos empezaron a aparecer en las redes sociales; los sitios que más credibilidad tuvieron fueron los de instituciones de educación superior públicas y privadas; lamentablemente la UV, debido a la crisis de legitimidad en que se encuentra sumida hoy día, no tuvo la fuerza que se necesitaba, en cambio otras, privadas como Anáhuac Veracruz campus Xalapa, tuvo una extraordinaria convocatoria.


*****


Por si fuera poco, también salieron quienes se aprovecharon de la desgracia y parafraseando a la ínclita, se vieron como miserables.

Samuel García, gobernador naranja de Nuevo León, saltó inmediatamente a la palestra diciendo que tiraba su espada en prenda y ofreció apoyo “en solidaridad al pueblo de Poza Rica”.

Lamentablemente para nuestro hermanos del norte del estado, la ayuda no iba por vías institucionales ni siquiera del gobierno nuevoleonés, sino que la vía era el candidato perdedor de MC Emilio Olvera.

El objetivo era muy claro: poder sacar provecho político electoral de una tragedia que ha dejado muchos muertos, que según las cifras preliminares oficiales rondaría los 30, pero que según quienes sufrieron en carne propia y fueron testigos de la desgracia, esta cifra podría llegar mínimo a un par de cientos.

Eso es tener poca madre, sea del partido que sea, si van a ayudar no es necesario decirlo ni promocionarse, llenos de lodo, como si de veras fueran ajenos a él.


*****


Y lo mejor de todo es que son las estrategias de su mecenas, el morenista senador Manuel Huerta, autor de la graaaaan burrada de aplicar retroactividad a la ley de amparo y frenado en seco por la mismísima compañera Cheinban.


*****


Para documentar el optimismo, siguen operando las granjas de bots naranjas pos campaña, que dispararon el hate contra la alcaldesa electa Adanely Rodríguez.


¡Qué barbaridad!

deprimera.plana2020@gmail.com

sábado, 11 de octubre de 2025

Limpian las calles trabajadores del Ayuntamiento de Xalapa

 



Trabajadores de la dirección de limpia pública del ayuntamiento de Xalapa, desde que canta el gallo inician la rutina de recorrer las siguientes rutas en siete colonias, Dolores Hidalgo, Luis Donaldo Colosio, Independencia, Ejidal, Chapultepec, Plan de Ayala, Miradores de San Roque.

Explicaron los trabajadores tenemos que salir a trabajar es nuestra misión por eso recibimos un salario, no importa, los cambios de clima lluvia, sol, norte, mantener las más de 600 colonias limpias.

Pero si pedimos a la ciudadanía Xalapeña aunque las autoridades les han hecho la invitación de no sacar la basura si no ha pasado el campanero, las dejan en las esquinas, o en otras colonias llevan sus residuos. Porque con las lluvias esto ocasiona inundaciones.

" Ahorita recogemos la basura y en la noche pasa la gente tirando la basura, y al otro día la calle amanece con residuos sólidos después dicen que no ha pasado el camión de la basura, deben de estar atentos los días cuando pasa el campanero aunque luego la gente nos contestan por eso pago el predial ahí nos compran el servicio de limpia pública", expresaron.

Está bien que paguen los servicios municipales pero que tengan un poquito de cultura.

jueves, 2 de octubre de 2025

La puerta que derribamos y la que supo hacerse símbolo

  

Por Miguel Ángel Cristiani

En Estambul, la vieja capital del Imperio Otomano, hay una puerta que no conduce a nada. O mejor dicho: conduce a la historia. La Puerta al Bósforo del Palacio Dolmabahçe se levanta como un arco monumental que no es acceso ni salida, sino pura contemplación. Fue diseñada en el siglo XIX para impresionar a los embajadores europeos que navegaban por el estrecho. Nunca se usó para barcos ni visitantes: su única función era política y estética, mostrar poder, modernidad y refinamiento. Hoy, esa puerta sigue ahí, convertida en postal obligada para millones de turistas.

Mientras tanto, en Veracruz, la Puerta del Mar —el umbral por donde entró la historia a nuestro país durante más de tres siglos— fue derribada hace más de cien años y nunca reconstruida. En Turquía se preserva y se capitaliza un símbolo sin utilidad práctica; en México se destruyó un símbolo cargado de memoria, comercio, cultura y vida cotidiana.

La comparación duele. En Turquía, la Puerta del Bósforo del Palacio Dolmabahçe no es solo una filigrana de mármol blanco: es una declaración de identidad, un recurso turístico y una herramienta diplomática que sigue generando prestigio. Atatürk, el fundador de la República, utilizó ese mismo palacio como residencia presidencial, y muchos de sus actos públicos quedaron enmarcados por el mar. Cada año, millones de visitantes viajan a Estambul y se detienen frente a esa puerta, no porque les dé acceso a algo, sino porque representa la grandeza de un pueblo que entendió la fuerza de sus símbolos.

En Veracruz, la Puerta del Mar funcionó entre la Colonia y el Porfiriato. No era ornamental, sino esencial: por ahí entraban colonizadores, comerciantes, refugiados, artistas y campesinos; por ahí salían mercancías hacia Europa y llegaban influencias culturales que forjaron nuestra identidad. Era, como se ha dicho, la Puerta de México. Pero cuando se amplió el puerto a inicios del siglo XX, se optó por demolerla en nombre del progreso. Y desde entonces, solo quedan las crónicas y los bocetos.

No es un caso aislado: en Veracruz solemos ver la historia como estorbo y no como capital. Derribamos monumentos, dejamos caer edificios, ignoramos nuestro propio legado, y después nos quejamos de no atraer turismo cultural.

La política turca entendió, desde hace siglos, que la arquitectura puede ser discurso. Dolmabahçe fue el primer palacio en incorporar alumbrado de gas, agua corriente y calefacción central. La Puerta al Bósforo fue un gesto calculado: mostrarle a Europa que el Imperio Otomano no era un rezago medieval, sino un jugador moderno y poderoso.

En Veracruz, en cambio, nos quedamos sin el gesto y sin la piedra. “La Puerta del Mar” pudo haber sido el emblema de la apertura de México al mundo, un sitio histórico comparable a la Puerta de Alcalá en Madrid o al Arco del Triunfo en París. Pero la demolimos y, lo más grave, nunca la reconstruimos.

El exgobernador Javier Duarte llegó a prometer en 2014, en una entrevista de café en la Parroquia, que la reconstrucción estaba contemplada dentro del rescate del centro histórico. Como tantas otras promesas, se quedó en humo. Y después, nadie más retomó el proyecto.

No se trata de romanticismo ni de nostalgia barata. La Puerta del Mar sería un atractivo cultural de primer nivel, un punto de encuentro con la historia y un imán turístico que, bien gestionado, generaría empleo y desarrollo local. En el mundo, las ciudades compiten por ofrecer experiencias auténticas; aquí, teniendo la historia en las manos, preferimos esconderla.

En Estambul, millones de turistas hacen fila para tomarse una foto frente a una puerta que nunca sirvió para nada. En Veracruz, ignoramos la puerta por donde literalmente entró la historia nacional. ¿No resulta absurdo?

Reconstruir la Puerta del Mar no resolvería los problemas de pobreza, inseguridad o corrupción, pero sí nos recordaría que somos una ciudad con raíces profundas y un legado digno de mostrarse. Sería un acto de dignidad colectiva: reconocer que en Veracruz no todo es improvisación y olvido, que también sabemos honrar nuestra memoria.

Dejar que símbolos como la Puerta del Mar permanezcan en el abandono es aceptar que la modernidad solo puede construirse sobre el olvido. Y eso es falso. Los turcos supieron integrar tradición y modernidad en un mismo gesto arquitectónico. Nosotros, en cambio, seguimos repitiendo la fórmula del despojo: destruir lo viejo sin rescatar lo valioso.

Cada piedra que se borra de la memoria es una oportunidad perdida de educar, de generar identidad y de ofrecer al mundo un rostro auténtico. Veracruz no necesita inventarse un pasado: lo tiene, lo tuvo. Lo único que falta es la voluntad política y ciudadana para recuperarlo.

La Puerta del Bósforo sigue en pie, altiva, recordándole al mundo que Turquía supo reinventarse sin renunciar a sus símbolos. La Puerta del Mar yace en el olvido, como una metáfora de un país que aún no aprende a valorar lo propio.

La diferencia no es de historia ni de recursos, sino de visión. Mientras Turquía exhibe con orgullo una puerta ornamental, Veracruz dejó caer la puerta que fue el verdadero acceso de México al mundo. Y la pregunta, inevitable, es: ¿seguiremos derribando nuestra memoria, o tendremos la valentía de reconstruirla?

 

miércoles, 1 de octubre de 2025

La puerta al puerto de Veracruz: la memoria que se derrumba

  

Por Miguel Ángel Cristiani G.

En Veracruz solemos derribar la historia a pico y pala, para después lamentarnos con lágrimas de turista de ocasión. Ocurrió con la llamada Puerta del Mar, el verdadero umbral de México durante más de tres siglos, y que hoy sobrevive apenas en los relatos de cronistas y en la nostalgia de quienes saben que, por ese arco demolido hace un siglo, entraron y salieron las raíces de nuestro mestizaje, nuestra economía y buena parte de nuestra cultura.

Lo recordaba en una entrevista de café el exgobernador Javier Duarte de Ochoa, aquel jueves 22 de mayo de 2014 en la Parroquia, cuando entre tazas y adulaciones aseguró que la reconstrucción de la puerta estaba contemplada en el proyecto de rescate del centro histórico. Como suele ocurrir con los políticos que prometen el oro y nos dejan el lodo, la obra nunca se hizo. Y no porque no hubiera recursos, sino porque no hubo visión.

La Puerta del Mar no era un simple arco de piedra: era la boca por la que México respiraba. Desde la época colonial hasta el porfiriato, por ahí ingresaron colonizadores, comerciantes, campesinos, exiliados, arquitectos, artistas y aventureros. Por ahí llegaron los insumos para levantar iglesias, haciendas, fábricas y escuelas; por ahí salieron las mercancías que tejieron la economía con Europa, África y América del Sur.

Si España presume la Puerta de Alcalá, y París reverencia su Arco del Triunfo, Veracruz tuvo la suya: la Puerta de México, testigo del tráfico humano y material que moldeó nuestra nación. Pero en 1902, durante la ampliación del puerto, se decidió derribarla. El progreso, nos dijeron, exigía arrasar con la memoria.

Hoy apenas quedan crónicas y bocetos, como los que describe el investigador Mario Jesús Gaspar Cobarrubias en su reportaje de 1916, donde ubica con precisión el sitio: anexa al edificio de la Contaduría del Rey, entre el convento de San Francisco y la muralla que más tarde sería la Plazuela del Muelle. Frente a ese arco desembarcaban los barcos que venían de La Habana, de Cádiz, de Nueva Orleans. Era la verdadera aduana del país.

En Veracruz somos expertos en desperdiciar símbolos. En otros países, con una simple piedra levantan museos, rutas turísticas y hasta discursos de identidad nacional. Aquí, teniendo un icono histórico de primer orden, preferimos dejarlo en el olvido, mientras se gastan millones en remodelaciones cosméticas del malecón o en proyectos que nadie entiende.

La reconstrucción de la Puerta del Mar no sería un simple capricho nostálgico. Sería recuperar un pedazo de historia tangible, un atractivo turístico de primer nivel y un símbolo de orgullo para la ciudad más antigua de México continental. ¿Acaso no lo merece el puerto que abrió las venas de todo un continente?

El turismo histórico no se inventa con espectáculos de luces ni con esculturas de plástico: se sostiene con memoria, con autenticidad. Y la Puerta del Mar tiene ambas cualidades.

Mientras en Madrid se canta con devoción “Mírala, mírala, la Puerta de Alcalá, viendo pasar el tiempo”, en Veracruz tenemos que conformarnos con mirar fotografías borrosas y escuchar anécdotas de abuelos. Lo nuestro fue ver pasar la piqueta, no la historia.

Paradójicamente, las autoridades han invertido fortunas en proyectos de rescate urbano, pero ninguna ha tenido la determinación de rescatar ese símbolo. Duarte lo anunció, como tantos otros anuncios que se quedaron en humo. Sus sucesores tampoco lo retomaron. Y así seguimos, con un puerto cada vez más modernizado en infraestructura, pero más empobrecido en identidad.

No se trata de idealizar el pasado ni de construir réplicas huecas como si fueran escenarios de telenovela. Se trata de reconstruir, con rigor histórico y arquitectónico, un monumento que devuelva al puerto su carácter de “Puerta de México”. No como ornamento, sino como lección viva para las nuevas generaciones.

Hoy que se destinan miles de millones de pesos a la ampliación del puerto, ¿qué impide reservar una mínima fracción para rescatar este símbolo? Con voluntad política, el proyecto podría ser una realidad y convertirse en un atractivo cultural de alcance internacional.

Veracruz no puede seguir siendo el lugar donde se pierden las huellas del tiempo. La Puerta del Mar es mucho más que piedras viejas: es la memoria de quienes llegaron buscando futuro, es la evidencia de que este país siempre ha sido tierra de encuentro y mestizaje.

Reconstruirla no resolverá los problemas de pobreza, inseguridad o corrupción que nos aquejan. Pero sería un acto de dignidad colectiva: la señal de que en esta tierra no todo se borra, no todo se arrasa. Que aún sabemos reconocer y honrar nuestras raíces.

De lo contrario, seguiremos siendo el país que entierra su memoria bajo el concreto, mientras espera a que el turismo llegue a sacarnos la foto. Y la historia, ya lo sabemos, no perdona el olvido.

martes, 30 de septiembre de 2025

El regreso del tren: ¿progreso o nostalgia mal blindada?

  


Por Miguel Ángel Cristiani

La historia, cuando no se entiende, tiende a repetirse. Y en México, la memoria suele ser tan corta como la distancia entre una promesa de campaña y su olvido. Ahora, con bombo y platillo, se anuncia el posible regreso del tren de pasajeros entre la Ciudad de México y el Puerto de Veracruz, un proyecto que —dicen— traerá desarrollo, turismo y dinamismo económico a municipios que alguna vez vivieron del rugir metálico de “El Jarocho”. ¿Será?

En principio, nadie con un mínimo de sentido común podría oponerse a una obra que promete reconectar regiones, detonar economías locales y devolver vida a pueblos que el neoliberalismo dejó en el abandono ferroviario. Tierra Blanca, Tres Valles, Paraje Nuevo, Potrero, Soledad de Doblado... nombres que suenan a caña, a llanura, a historia ferroviaria truncada por la desidia, el saqueo y la violencia. Pero como toda obra pública en este país, el diablo está en los detalles. Y los detalles —como la seguridad, la operatividad y la transparencia— no se resuelven con discursos desde un templete.

No es la primera vez que se pretende vendernos el tren como sinónimo de progreso. Ya en 2023 se reactivó el Tren Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que conecta Salina Cruz con Coatzacoalcos, y en 2024 se inauguró la línea entre Coatzacoalcos y Palenque, enlazándose con el elefantiásico y polémico Tren Maya. Proyectos con más carga ideológica que técnica, y más espectáculo que eficiencia. El papel todo lo aguanta; las vías, no tanto.

El trazo que hoy se plantea no es nuevo. Son las mismas vías por donde transitaba el mítico tren Jarocho, que en sus días de gloria era emblema de conexión, movilidad y turismo. Pero también, y no hay que olvidarlo, fue símbolo de abandono e inseguridad. Los asaltos eran pan de cada día, especialmente en los tramos cercanos a la capital. Eso, más que cualquier cálculo financiero, fue lo que mató al tren como alternativa de transporte.

Por eso, antes de caer en la euforia del anuncio, habría que preguntar:
¿Ya se diseñó el esquema de seguridad para garantizar que los pasajeros no viajen con el Jesús en la garganta?
¿Quién controlará la vigilancia en un país donde el crimen organizado ha demostrado tener más control territorial que el Estado? 
¿O vamos a dejar que las autodefensas se suban al vagón?

Porque aquí no basta con decir que se reactivará el tramo Medias Aguas–Veracruz. Hay que entender que esa ruta atraviesa zonas altamente vulnerables: Juan Rodríguez Clara, Ciudad Isla, Papaloapan, Gabino Barreda, Piedras Negras, por nombrar algunas. Regiones productivas, sí, pero también golpeadas por décadas de pobreza, corrupción municipal y abandono institucional. El tren puede reactivarlas o simplemente pasarles por encima.

En esta columna lo hemos sostenido siempre: no hay desarrollo sin Estado. La infraestructura —por muy nostálgica o monumental que parezca— no sirve de nada si no se inserta en una política pública integral. No basta con que el tren pase: ¿habrá estaciones equipadas, conectividad local, inversión en servicios, educación, salud, empleo digno? ¿O simplemente será una postal bonita para la mañanera?

Y ojo, porque cuando se habla del tren como “reconexión del sur con el centro del país”, se omite que esa reconexión ya existe... para las mercancías. Las empresas privadas han seguido utilizando esos tramos ferroviarios, mientras que al pueblo se le vendió la idea de que “el tren ya no servía”. El discurso del abandono fue selectivo: se abandonó al pasajero, pero no al capital.

El tren puede ser una oportunidad, pero solo si se hace bien. Y hacer las cosas bien en este país implica planeación, presupuesto, transparencia, seguridad y voluntad política real, no simulada. Porque si lo que se busca es repetir la fórmula del Tren Maya —inaugurar tramos sin terminar, cortar listones sin reglamento operativo, vender turismo donde hay despojo—, entonces mejor dejemos el proyecto en la estación.

Lo cierto es que México necesita más trenes. Pero también necesita más Estado, más ética, más memoria. Los municipios por donde pasará esta ruta no requieren solo del tren; requieren políticas públicas que los integren a la economía nacional, no que los atraviesen y los dejen igual de marginados.

A los ciudadanos nos toca mirar con lupa cada paso de este proyecto. Preguntar, exigir, participar. Porque el tren, como metáfora del país, puede avanzar o descarrilarse según quién lo conduzca y para quién se construya.
Ojalá esta vez no se nos vuelva a pasar el tren.

 

México en FITUR 2026: ¿Un reto o una promesa vacía?


Por Miguel Ángel Cristiani

Con la Feria Internacional de Turismo (FITUR) 2026 a la vuelta de la esquina, México se prepara para dar un golpe de timón al turismo internacional, en lo que promete ser la participación más grande de nuestra historia. La promesa es ambiciosa: un pabellón de 1,780 metros cuadrados, más de 800 representantes, activaciones culturales y gastronómicas que convertirán a Madrid en una fiesta de colores, sonidos y sabores mexicanos. Un despliegue sin precedentes que tiene como objetivo no solo atraer turistas, sino consolidar a México como un referente global en la industria turística. Sin embargo, antes de lanzar los tambores y hacer las maletas, convendría reflexionar: ¿realmente hemos aprendido de nuestras experiencias pasadas?

La presencia de Veracruz en FITUR 2025, encabezada por la gobernadora Rocío Nahle, es un caso ejemplar de lo que puede ocurrir cuando no se hace un balance adecuado de los resultados obtenidos. En un evento como este, donde el protagonismo de México se diluye en una multitud de delegaciones y presentaciones, la falta de transparencia en torno a los logros alcanzados por los estados participantes deja mucho que desear. No se trata de ignorar los esfuerzos de las autoridades, sino de cuestionar si los recursos, tanto humanos como económicos, se están utilizando de manera eficiente. ¿Qué impacto real tuvo la participación de Veracruz en FITUR 2025 en términos de atracción de turistas, generación de negocios o visibilidad internacional? ¿Existen indicadores claros que nos permitan medir el retorno de la inversión?

La falta de evaluación de eventos previos es un vicio persistente en las estrategias de promoción turística de México, lo que deja una sensación de improvisación. Al anunciar la "edición histórica" de FITUR 2026, la Secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora, subraya que el objetivo es superar los resultados alcanzados en 2025, donde más de 250 mil visitantes se dieron cita, de los cuales 155 mil eran profesionales del sector. Sin embargo, más allá de las cifras, lo que se necesita es un análisis profundo de qué tan efectivas fueron las activaciones culturales, los seminarios y presentaciones de destinos. ¿Realmente se consolidaron relaciones comerciales con la industria turística española? ¿Cuántos de esos turistas potenciales terminaron eligiendo México como su destino de viaje?

La estrategia anunciada para 2026, que incluye una participación de más de 800 personas, activaciones como jornadas de lucha libre, desfiles de catrinas, exposiciones de alebrijes y presentaciones gastronómicas como el “Reto del Taco”, suena espectacular, sin duda. Pero también genera inquietud. No se trata de menospreciar el valor de las tradiciones culturales de México, sino de preguntarnos si este enfoque no es más bien una estrategia para llenar el espacio visual sin tocar el fondo. A través de estas "activaciones", ¿realmente estamos fortaleciendo nuestra industria turística de manera sostenible, o estamos simplemente vendiendo una imagen superficial, destinada a impresionar, pero sin un sustento real?

Además, el despliegue del pabellón más grande de México en la historia de FITUR —que será, de acuerdo con las autoridades, el más grande de la zona de las Américas— es un símbolo de la grandiosidad del proyecto, pero también un indicio de la desconexión con las realidades que enfrentan los destinos turísticos locales. Mientras las autoridades se preparan para dar a conocer la riqueza cultural, natural y gastronómica de México, la pregunta que se hace urgente es: ¿de qué manera se está atendiendo la falta de infraestructura, seguridad y calidad de servicios que enfrentan muchos de los destinos turísticos más populares del país? No basta con una fiesta visual en Madrid si, a la vuelta de la esquina, el turista se enfrenta a un sistema deficiente de atención y a inseguridad.

Es relevante también la reflexión sobre el modelo de promoción turística que se quiere consolidar. La presentación de los 32 estados de la República Mexicana a través de "Ventana a México" es, sin duda, un buen esfuerzo por descentralizar la promoción. Sin embargo, el reto está en que todos los estados no tienen las mismas capacidades para hacer de esta vitrina una verdadera oportunidad de desarrollo económico. La Secretaría de Turismo ha resaltado la importancia de los productos artesanales, culturales y gastronómicos, pero el contexto de desigualdad regional en México es innegable. ¿De qué sirve una plataforma internacional si los estados menos desarrollados no tienen las condiciones para aprovecharla?

A nivel estratégico, la participación de México como "País Invitado" en FITUR 2026 debe ser vista como una oportunidad única, pero también como un desafío al que debemos acercarnos con humildad y claridad de propósito. No se trata solo de una oportunidad de exhibir nuestra cultura y nuestra gastronomía, sino de ofrecer un panorama más complejo, que aborde los problemas reales que enfrentan los turistas en nuestro país. La promoción internacional no puede ser un espectáculo vacío, sino una plataforma para promover un turismo más responsable, inclusivo y sostenible.

La historia nos ha enseñado que México tiene la capacidad de seducir al mundo, pero también nos ha dejado claro que el verdadero reto no está en los escaparates brillantes, sino en el trabajo silencioso y sistemático de mejorar la infraestructura, la seguridad, la calidad de los servicios y la capacitación de los actores turísticos en todo el país. FITUR 2026 debe ser el punto de partida para un turismo más ético y comprometido con el bienestar de las comunidades que lo reciben, no solo una fiesta de promoción vacía que se disuelve en la pantalla de una máquina de relaciones públicas.

Es momento de ser claros: México y Veracruz necesita mucho más que una gran vitrina internacional. Necesita una política de turismo que vaya más allá del marketing. Necesita resultados tangibles que mejoren la calidad de vida de todos los mexicanos y en lo particular de los veracruzanos.

 

VERACRUZ Y LA REVOCACIÓN DE MANDATO..

 Ricardo Chua


Ya es una buena noticia para que exista una verdadera participación democrática en Veracruz.. Que la propia gobernadora Rocío Nahle señale que ella no tiene NINGÚN PROBLEMA para que se pueda aplicar en la entidad: LA REVOCACIÓN DE MANDATO.. Que es una deuda que dejó el gobierno estatal de Cuitláhuac García Jiménez a la actual administración estatal.. Ya que Veracruz, es la única entidad en el país, que no tiene contemplada esta figura en su Constitución Local, a pesar de que ya está plasmada en la Constitución Federal, pero la Legislatura del Estado pasada (20121-2024) no la quiso aprobar en el pleno.. Ya que había temor que por los malos números que manejaba el ex gobernador, la población le pudiera quitar el mandato con esta figura constitucional.. Y no se hizo.. 


Ahora Rocío Nahle confiada, quizás, en la fuerza electoral que tiene su partido MORENA, pese al revés que sufrió en las elecciones a las alcaldía, y también por los 2 millones de votos que obtuvo en su elección a gobernador el año pasado, en 2024, decide que ella no ve problema en que esta figura constitucional pueda ser incluida en la Constitucional Política del Estado.. Y con ello acabar con toda la aberración legal y jurídica que dejó García Jiménez, al no querer armonizar la constitución local con la federal.. De ese hecho, si hay que aplaudirlo porque en este momento, como están las cosas en el país, no cualquier gobernador se "avienta" a realizar una acción política y de gobierno como esta.. 


Donde si cometió un error de cálculo es cuando la gobernadora señaló que esta figura constitucional.. Debería aplicarse también a legisladores federales.. En clara alusión al senador y su rival político en Veracruz, Manuel Huerta Ladrón de Guevara.. Quien ha sido el personaje que más ha insistido que ese tema sea plasmada en la Constitución Local.. Con quien además ha sostenido lucha de poder de grupos al interior de MORENA desde la encuesta aplicada en 2023 para elegir candidato a gobernador.. Que ganó Manuel Huerta.. Pero Nahle fue designada candidata por la Equidad y Género.. Situación a lo cual seguramente Huerta le dirá que sí y que si se somete a la Revocación de Mandato.. 


Esto seguro dará más de qué hablar de esa polémica Nahle-Huerta.. Cuando la mandataria bien pudo haberse salido por la "tangente" y no entrar en un "desgaste" mediático innecesario.. Si ella hubiera comentado que ese tema era un asunto que tenía que ver el Congreso del Estado, no el Poder Ejecutivo Local.. Que ella es una demócrata y que confía en la voluntad del pueblo y del respaldo de los 2 millones votos con los cuales ganó la elección en 2024.. Y ya, todo quedaba en manos de la Legislatura Local.. Pero ella misma se "entrampo" en la declaración y ya Manuel Huerta la emplazó públicamente a que la presente a la cámara de diputados locales para que se aplique en 2027.. Qué necesidad había..   


Esto debido a que no hay revocación de mandato de ningún tipo para el poder legislativo.. Por eso, Huerta le dirá que sí y que él aguanta cualquier tipo de auditoría política porque "no es corrupto".. Con eso le dio pie a todo lo que venga en ese tema.. Y ahí el senador no tiene nada que perder.. Menos en el Poder Judicial.. Ahí fue por lo cual Huerta señaló que él se somete a la revocación, como para tratar de exhibir el presunto desconocimiento en materia constitucional de la gobernadora.. Lo que a lo mejor, Huerta no se dio cuenta es que Nahle también pudo aplicar un "plan con maña".. Pero eso, ya se verá.. 


Pero si es importante aclarar.. Que la única revocación de mandato existente, es en el poder ejecutivo.. Eso se ve por supuesto de manera directa en un parlamentarismo, ya que ante una crisis política severa, renuncia el gobierno en turno y se convocan a nuevas elecciones.. Pero en el sistema Presidencialista, en lo que se conoce como la democracia directa, esto lo hacen los ciudadanos.. Y le revocan el mandato al gobernador o al Presidente de la República, pero pues esa es la figura que no está incluida en la Constitución Local en Veracruz, pese a que ya está inmersa en la Constitución Política Federal.. Y es ahí donde Manuel Huerta presiona para que también la incluyan.. El fin de que esto se haga, puede tener otros motivos.. Pero esa es otra historia..         


Ahora la presión política y mediática será para la gobernadora.. No podrá echarse para atrás.. Y le dio todos los argumentos a Manuel Huerta para insistir en el tema.. Y de no hacerlo pronto, su figura e investidura política quedará maltrecha.. Al final, Nahle tiene que confiar que desde el 2015 en todas las campañas a cargos de elección popular, que ha participado, ha salido bien librada y con triunfos electorales legítimos.. Pero OJO siempre con el auspicio de Andrés Manuel López Obrador.. Esta Revocación de Mandato sería la primera votación que se sometería, sin que él esté participando en el escenario político del país.. Ahí se verá el verdadero "arrastre" de Nahle en Veracruz.. Sólo es cuestión de esperar.. AMEN.. 


Por otro lado, de manera poco común en la gobernadora Rocío Nahle le dio un fuerte RESPALDO político al delegado de Bienestar del gobierno federal en Veracruz, Juan Javier Gómez Cazarín, que en estos últimos días enfrenta un conflicto más mediático que político en la entidad.. Con unos asuntos presuntamente de índole personal con algún sector de los medios de comunicación.. Nahle calificó a Cazarín como una persona muy activa, de territorio, que está haciendo un gran trabajo y lo hace bastante bien.. De esa manera, ella demuestra la fuerza que tiene este funcionario ante el gobierno estatal que ella encabeza.. A muy pocos Nahle da un respaldo de esa manera... 


Hasta lo llamó que el delegado federal es un funcionario responsable y comprometido con la encomienda que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, le dio para llevar los programas sociales en la entidad.. Con ello descartando cualquier tipo de enfrentamiento político con este personaje por los temas antes señalados de aspecto mediático.. Y que por ello, ensalsó la labor de Gómez Cazarín que hace en Veracruz.. Hasta hizo hincapié que todos estos temas políticos y mediáticos responden a intereses distintos a su labor como funcionario federal.. En pocas palabras, el "espaldarazo" para Cazarín es de los pocos vistos en esta administración estatal.. AMEN..


domingo, 28 de septiembre de 2025

Héroes Anónimos y la Necesaria Revalorización del Cuerpo de Bomberos de Xalapa

Por Miguel Ángel Cristiani

Es difícil encontrar un ciudadano xalapeño que no haya experimentado, al menos una vez, el alivio de saber que los bomberos están ahí para atender emergencias que van desde un incendio en una vivienda hasta el rescate de víctimas de un accidente. Esos hombres y mujeres, que con esfuerzo y dedicación, arriesgan su vida para salvaguardar la seguridad de los xalapeños, muchas veces reciben poco reconocimiento en términos reales, y mucho menos, una retribución adecuada a la magnitud de su servicio. El reciente anuncio del presidente municipal, Alberto Islas Reyes, sobre la campaña de recolección de fondos para el Cuerpo de Bomberos de Xalapa es una iniciativa loable, pero también una oportunidad para reflexionar sobre la precariedad que sigue rodeando a estas instituciones esenciales para nuestra seguridad.

Este gesto de apoyo, sin embargo, debería ser más que una simple campaña anual. Debería ser el recordatorio de que los bomberos son héroes anónimos que nunca reciben lo que verdaderamente merecen. Y, sin duda, este reconocimiento no debe limitarse a un par de meses al año o a una rifa de motocicletas por 100 pesos. Este esfuerzo cívico y solidario no debe quedarse en una buena intención aislada, sino que debe generar una discusión más profunda sobre cómo proteger a quienes nos protegen.

La historia del Cuerpo de Bomberos de Xalapa tiene un trasfondo de esfuerzo, sacrificio y vocación. Fundado por Don Ernesto Ortiz Medina, quien además de ser presidente municipal de Xalapa, tuvo la visión de establecer una institución que, en ese entonces, no solo era esencial para la ciudad, sino un verdadero acto de valentía ciudadana. Ortiz Medina entendió que la seguridad de una población no se construye únicamente con leyes o con policías, sino con instituciones que, como los bomberos, se encargan de lo imprevisto, de lo urgente, de lo irremediable.

Y aquí llega una primera reflexión importante. Si bien la creación del Cuerpo de Bomberos fue un paso decisivo en la historia de Xalapa, el paso siguiente, el de garantizar que los bomberos cuenten con los recursos y el apoyo necesarios para cumplir con su tarea, sigue pendiente. Desde la creación de esta corporación, y pese a los esfuerzos de distintos gobiernos municipales, la infraestructura y los fondos para los bomberos no han sido lo suficientemente robustos. Hoy, cuando Xalapa enfrenta desafíos más complejos —desde la urbanización desmedida hasta el cambio climático que aumenta los riesgos de incendios y desastres—, el Cuerpo de Bomberos se enfrenta, como nunca, a una presión de trabajo más alta, sin una mayor cobertura en términos de equipamiento y personal.

Es aquí donde entra la responsabilidad de todos, incluidos nuestros gobernantes. Durante la reunión que sostuvo el alcalde Alberto Islas Reyes con el Patronato del Cuerpo de Bomberos, se confirmó el compromiso de la administración con esta noble causa. El alcalde hizo un llamado a la población a apoyar la colecta anual, una acción fundamental, pero que no debe confundirse con la solución completa a la problemática que enfrentan. Las colectas, las rifas y los eventos benéficos son una manera de involucrar a la comunidad, pero no deben ser la única vía para que el Cuerpo de Bomberos funcione con eficacia.

El gobierno municipal, como administrador de los recursos públicos, tiene la obligación de dotar a esta corporación de las herramientas necesarias para cumplir con su trabajo de manera eficiente y digna. No basta con "ayudar" durante unos meses al año; la seguridad de los ciudadanos debe ser una prioridad permanente, y los bomberos deben ser tratados como un sector estratégico para la salud pública y la prevención de desastres. En este sentido, la propuesta de realizar pláticas de prevención de accidentes en los Centros Comunitarios es una acción positiva, pero debería extenderse a toda la ciudad y estar acompañada de políticas públicas claras y sostenibles.

No es un tema menor el que los bomberos de Xalapa se vean forzados a hacer malabares con sus limitados recursos. La solidaridad de la ciudadanía es fundamental, pero también lo es la de los políticos y las instituciones gubernamentales que deben garantizar la correcta administración de los fondos y los apoyos. El Cuerpo de Bomberos no debe ser una institución de "emergencia", sino una pieza clave en la estrategia de seguridad pública y protección civil. Desde una mayor asignación de presupuesto hasta la creación de una política pública que garantice que los bomberos cuenten con el mejor equipamiento y formación, el compromiso gubernamental debe ser claro y visible.

Es momento de que los ciudadanos de Xalapa dejemos de ver a nuestros bomberos como simples "hombres y mujeres del servicio", y los valoremos como lo que son: héroes que, sin importar la adversidad, siguen cumpliendo con una de las funciones más fundamentales para nuestra tranquilidad. Y es momento de exigir que el gobierno haga más por ellos, no solo durante esta colecta, sino durante todo el año.

En conclusión, la campaña de recolección de fondos para los Bomberos de Xalapa es una oportunidad para reflexionar sobre lo que realmente necesitamos como sociedad: una institución sólida, bien equipada, y que sepa que su trabajo es fundamental para nuestra seguridad. No basta con aplaudirlos en las redes sociales ni regalarles un boleto para una rifa. La seguridad de todos depende de que estos héroes anónimos cuenten con lo necesario para seguir cumpliendo con su labor, y eso solo puede lograrse con un verdadero compromiso cívico y gubernamental.

No es suficiente con reconocerlos; es hora de darles lo que merecen.

 

jueves, 25 de septiembre de 2025

El regreso del tren: ¿progreso o nostalgia mal blindada?

Por Miguel Ángel Cristiani

La historia, cuando no se entiende, tiende a repetirse. Y en México, la memoria suele ser tan corta como la distancia entre una promesa de campaña y su olvido. Ahora, con bombo y platillo, se anuncia el posible regreso del tren de pasajeros entre la Ciudad de México y el Puerto de Veracruz, un proyecto que —dicen— traerá desarrollo, turismo y dinamismo económico a municipios que alguna vez vivieron del rugir metálico de “El Jarocho”. ¿Será?

En principio, nadie con un mínimo de sentido común podría oponerse a una obra que promete reconectar regiones, detonar economías locales y devolver vida a pueblos que el neoliberalismo dejó en el abandono ferroviario. Tierra Blanca, Tres Valles, Paraje Nuevo, Potrero, Soledad de Doblado... nombres que suenan a caña, a llanura, a historia ferroviaria truncada por la desidia, el saqueo y la violencia. Pero como toda obra pública en este país, el diablo está en los detalles. Y los detalles —como la seguridad, la operatividad y la transparencia— no se resuelven con discursos desde un templete.

No es la primera vez que se pretende vendernos el tren como sinónimo de progreso. Ya en 2023 se reactivó el Tren Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que conecta Salina Cruz con Coatzacoalcos, y en 2024 se inauguró la línea entre Coatzacoalcos y Palenque, enlazándose con el elefantiásico y polémico Tren Maya. Proyectos con más carga ideológica que técnica, y más espectáculo que eficiencia. El papel todo lo aguanta; las vías, no tanto.

El trazo que hoy se plantea no es nuevo. Son las mismas vías por donde transitaba el mítico tren Jarocho, que en sus días de gloria era emblema de conexión, movilidad y turismo. Pero también, y no hay que olvidarlo, fue símbolo de abandono e inseguridad. Los asaltos eran pan de cada día, especialmente en los tramos cercanos a la capital. Eso, más que cualquier cálculo financiero, fue lo que mató al tren como alternativa de transporte.

Por eso, antes de caer en la euforia del anuncio, habría que preguntar:
¿Ya se diseñó el esquema de seguridad para garantizar que los pasajeros no viajen con el Jesús en la garganta?
¿Quién controlará la vigilancia en un país donde el crimen organizado ha demostrado tener más control territorial que el Estado? 
¿O vamos a dejar que las autodefensas se suban al vagón?

Porque aquí no basta con decir que se reactivará el tramo Medias Aguas–Veracruz. Hay que entender que esa ruta atraviesa zonas altamente vulnerables: Juan Rodríguez Clara, Ciudad Isla, Papaloapan, Gabino Barreda, Piedras Negras, por nombrar algunas. Regiones productivas, sí, pero también golpeadas por décadas de pobreza, corrupción municipal y abandono institucional. El tren puede reactivarlas o simplemente pasarles por encima.

En esta columna lo hemos sostenido siempre: no hay desarrollo sin Estado. La infraestructura —por muy nostálgica o monumental que parezca— no sirve de nada si no se inserta en una política pública integral. No basta con que el tren pase: ¿habrá estaciones equipadas, conectividad local, inversión en servicios, educación, salud, empleo digno? ¿O simplemente será una postal bonita para la mañanera?

Y ojo, porque cuando se habla del tren como “reconexión del sur con el centro del país”, se omite que esa reconexión ya existe... para las mercancías. Las empresas privadas han seguido utilizando esos tramos ferroviarios, mientras que al pueblo se le vendió la idea de que “el tren ya no servía”. El discurso del abandono fue selectivo: se abandonó al pasajero, pero no al capital.

El tren puede ser una oportunidad, pero solo si se hace bien. Y hacer las cosas bien en este país implica planeación, presupuesto, transparencia, seguridad y voluntad política real, no simulada. Porque si lo que se busca es repetir la fórmula del Tren Maya —inaugurar tramos sin terminar, cortar listones sin reglamento operativo, vender turismo donde hay despojo—, entonces mejor dejemos el proyecto en la estación.

Lo cierto es que México necesita más trenes. Pero también necesita más Estado, más ética, más memoria. Los municipios por donde pasará esta ruta no requieren solo del tren; requieren políticas públicas que los integren a la economía nacional, no que los atraviesen y los dejen igual de marginados.

A los ciudadanos nos toca mirar con lupa cada paso de este proyecto. Preguntar, exigir, participar. Porque el tren, como metáfora del país, puede avanzar o descarrilarse según quién lo conduzca y para quién se construya.
Ojalá esta vez no se nos vuelva a pasar el tren.

 

martes, 23 de septiembre de 2025

El café veracruzano rumbo a Marte… y el bochorno político en la Tierra

Por Miguel Ángel Cristiani

Tiene toda la razón mi colega Fany Yépez cuando apunta que ya es tiempo de empezar a cortar las manzanas podridas dentro de la administración pública estatal. Lo que vimos recientemente en el Congreso de Veracruz, es un síntoma preocupante de una enfermedad que corroe la vida pública: la frivolidad, la ignorancia y la falta de respeto a la ciudadanía.

En tribuna, la diputada local de Morena, Victoria Gutiérrez Pérez, sorprendió no por la solidez de sus argumentos ni por la pertinencia de sus propuestas, sino por afirmar –con toda la seriedad del caso– que “en Veracruz se construyó una nave espacial que viajará a Marte”. Y para redondear el despropósito, agregó que el propósito de semejante hazaña sería llevar café veracruzano al espacio, para “aromatizar” el cosmos.

A primera vista, podríamos tomar la intervención como una anécdota chusca, digna de una comedia política. Pero el asunto es más grave. Cuando un legislador toma la máxima tribuna del Estado para difundir ocurrencias sin sustento, se degrada la función parlamentaria y se ofende la inteligencia de los ciudadanos.

Un Congreso no es un café-concierto ni una tertulia improvisada. Es el espacio donde se discuten leyes, se fiscaliza al gobierno y se representa a la sociedad. Y en ese contexto, declarar que “científicos veracruzanos ya construyeron una nave espacial con rumbo a Marte” no es un simple desliz retórico: es una muestra del desprecio por la verdad, la falta de rigor y la ausencia de preparación que debería exigirse a cualquier representante popular.

No es la primera vez que en México escuchamos declaraciones que rozan el absurdo. Recordemos a legisladores que aseguraban que el Covid podía combatirse con “detentes religiosos”, o a funcionarios que recomendaban tés milagrosos contra enfermedades graves. Pero lo de Veracruz es un salto al vacío: ya no hablamos de ignorancia científica, sino de una especie de ficción política que raya en el delirio.

La anécdota, aunque risible, debe interpretarse como un reflejo del deterioro de los estándares mínimos en la política. El Congreso estatal no puede convertirse en escenario de ocurrencias. No es un foro para alimentar egos ni para buscar aplausos fáciles. Quienes llegan ahí deben estar obligados, por ética y por responsabilidad, a preparar sus intervenciones con datos verificables, fuentes confiables y propuestas concretas.

Mientras la diputada fantasea con naves espaciales y café interplanetario, Veracruz enfrenta problemas terrenales urgentes: inseguridad, crisis en los sistemas de salud y educación, migración, pobreza y abandono en el campo. La caficultura misma –de la que se supone hablaba la legisladora– padece plagas, bajos precios, intermediarios abusivos y la falta de apoyos técnicos y financieros reales.

¿Cómo hablar de llevar café a Marte cuando miles de productores en Coatepec, Huatusco, Córdoba o Zongolica luchan cada día por sacar adelante sus cosechas con precios de miseria? ¿Cómo distraerse en relatos de ciencia ficción cuando la política pública para el campo sigue siendo insuficiente y, en muchos casos, meramente propagandística?

Si no fuera un asunto tan serio, podríamos reírnos del episodio. ¿Qué sigue? ¿Un plan para que los astronautas desayunen tamales de Elote en la Estación Espacial Internacional? ¿O la creación de un “Café del Bienestar” intergaláctico para congraciarse con la narrativa presidencial? El sarcasmo ayuda a soportar el bochorno, pero no debe ocultar el trasfondo: estamos ante una clase política que parece haber olvidado que gobernar exige preparación, respeto y responsabilidad.

Por eso es acertado decir que llegó el momento de cortar las manzanas podridas. No se trata de linchar mediáticamente a una diputada, sino de exigir rendición de cuentas y mínimos de calidad política. La sociedad veracruzana merece representantes serios, comprometidos con la verdad y con la solución de problemas reales. No bufones que transformen la tribuna en escenario de improvisaciones grotescas.

El Congreso debe ser ejemplo de rigor democrático, no de improvisación. Y es deber de los partidos políticos revisar a quién postulan, porque la política no puede seguir siendo botín ni pasarela de improvisados, comadres y amiguis.

La imagen de una nave espacial hecha con “manos veracruzanas” rumbo a Marte quedará como anécdota. Pero el verdadero viaje pendiente es aquí, en la Tierra: el trayecto de Veracruz hacia una política más seria, más honesta y más responsable.

Mientras los discursos se llenan de ocurrencias, los ciudadanos siguen esperando respuestas. No necesitamos cohetes a Marte ni cafés interplanetarios: necesitamos soluciones terrenales, concretas y urgentes. Y sobre todo, necesitamos representantes que entiendan que la política es un servicio público, no un espectáculo de feria.

Al final, la pregunta es inevitable: ¿seguiremos tolerando que la frivolidad reemplace a la responsabilidad? Ojalá que la próxima vez que una diputada suba a tribuna, no sea para narrar cuentos de ciencia ficción de Julio Berne, sino para legislar con los pies en la tierra y con la mirada puesta en la dignidad de los veracruzanos.

 

lunes, 15 de septiembre de 2025

La puntada del señor Pinos

Por Miguel Ángel Cristiani
En política, los procedimientos no son un capricho, son la esencia misma de la legitimidad. Cuando una Junta de Gobierno decide interponer recursos para obstaculizar el curso de los amparos, lo mínimo que la ciudadanía tiene derecho a preguntar es: ¿de quién fue la ocurrencia? ¿En qué acta se sustentó semejante determinación? ¿Hubo debate colegiado o fue, como parece, una puntada improvisada del presidente de la Junta, ese tal Pinos que hoy pretende erigirse en oráculo de la legalidad?
La pregunta no es menor. En un Estado de derecho, las decisiones de los órganos de gobierno deben estar inscritas en actas, discutidas y votadas por mayoría. De lo contrario, no son acuerdos: son abusos. El procedimiento democrático y colegiado es lo que distingue a una institución de una pandilla con sello oficial. Por eso resulta grave que, en lugar de transparencia, lo que tengamos sean sombras y ocurrencias.
El recurso de queja no es un invento. Está previsto en la Ley de Amparo. Pero usarlo como escudo para entorpecer, dilatar y desgastar a quienes legítimamente buscan la protección de sus derechos es una práctica añeja y deshonesta. Es la trampa procesal disfrazada de legalidad. En la historia política mexicana, los poderes fácticos han utilizado estas maniobras para prolongar su control, desde los años del priismo autoritario hasta nuestros días.
La pregunta es: ¿En qué momento la Junta de Gobierno dejó de defender el interés público para convertirse en un despacho jurídico de intereses particulares? Porque cada recurso interpuesto no representa la voluntad general, sino la decisión de un puñado de burócratas atrincherados en su poder. Y peor aún: si ni siquiera existe un acuerdo formal, entonces estamos ante una simulación burda.
¿Dónde están las actas? ¿Quién firmó? ¿Quién levantó la mano? Si la decisión no está registrada en los documentos oficiales, significa que se actuó fuera de la norma. Y si está registrada, la ciudadanía debe conocerla, porque la ley es clara: los acuerdos de los órganos colegiados son públicos, no secretos de Estado.
El silencio de la Junta de Gobierno equivale a complicidad. Porque no hablar, no aclarar y no transparentar es proteger al improvisado de turno, al presidente que confunde la silla con un trono. La política mexicana ha padecido demasiados “pinos” que creen que su voluntad basta para modificar procedimientos, torcer leyes o burlar instituciones. Y la historia demuestra que todos terminan igual: desprestigiados, exhibidos y, en muchos casos, reprobados por la justicia.
No se trata de un caso aislado. Desde hace décadas, los órganos colegiados en México han sido terreno fértil para los abusos de sus presidentes. La figura del “presidente de la Junta” ha sido, en más de una ocasión, utilizada para imponer decisiones unilaterales, disfrazadas de consensos. Basta revisar los archivos legislativos: acuerdos tomados en lo oscurito, actas redactadas a modo, decisiones sin debate.
Esa cultura autoritaria persiste porque no hemos aprendido la lección de la transición democrática. Se nos prometió transparencia, rendición de cuentas, legalidad. Lo que seguimos viendo son vicios heredados del viejo sistema: maniobras legales para frenar amparos, acuerdos inexistentes que se hacen pasar por institucionales, presidentes que actúan como dueños.
La discusión no es jurídica, es política y cívica. Si una Junta de Gobierno se arroga la facultad de litigar contra ciudadanos sin un acuerdo válido, lo que está en juego es el principio de legalidad mismo. Hoy son recursos de queja; mañana podrían ser persecuciones disfrazadas de acuerdos. Hoy es la arbitrariedad procesal; mañana puede ser la censura administrativa.
El ciudadano debe preguntarse: ¿quién protege mis derechos cuando la institución que debería garantizar la legalidad se convierte en el principal obstáculo? ¿De qué sirve el amparo si los burócratas utilizan las herramientas jurídicas como armas contra la ciudadanía?
La respuesta es clara: exigimos las actas. Queremos ver los acuerdos. Necesitamos saber quién votó, quién avaló y quién se opuso. Si no existen esos registros, entonces es obligación denunciar públicamente que la Junta de Gobierno ha sido secuestrada por un presidente que confunde la ley con sus ocurrencias personales.
El periodismo tiene la responsabilidad de señalarlo con todas sus letras: si el señor Pinos decidió por su cuenta interponer recursos, no solo se excedió en sus facultades, sino que vulneró el principio de colegialidad. Y si la Junta lo permitió en silencio, entonces todos son responsables.
La democracia no se defiende con discursos huecos ni con recursos dilatorios. Se defiende con legalidad, transparencia y respeto a los procedimientos. Lo demás son puntadas. Y un gobierno de puntadas no merece el nombre de gobierno.
Porque al final, la pregunta no es si el recurso prosperará o no en tribunales. La verdadera cuestión es si permitiremos que la arbitrariedad de un hombre se imponga sobre el derecho de todos.
El problema no es solo la prórroga al ex rector Martín Aguilar Sánchez sino también se debe de analizar la actuación de la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana que está avalando su ilegal postura.
La historia nos enseña que cada abuso no detenido se convierte en norma, y cada silencio en complicidad. No es momento de callar. Es momento de exigir cuentas claras, actas abiertas y decisiones legítimas. Lo demás, insisto, son ocurrencias… de un tal Pinos.


sábado, 13 de septiembre de 2025

HERNÁN, "LA BARREDORA" Y VERACRUZ..

 Ricardo Chua

Con la detención de ayer por la tarde de Hernán Bermúdez Requena en el país sudamericano de Paraguay.. El famoso ex secretario de Seguridad Pública de Tabasco en el gobierno de Adán Augusto López Hernández y presunto líder del grupo criminal llamado "La Barredora", que operó en Tabasco y presuntamente en el sur de Veracruz.. Los expertos en ciencia política señalan que así como Andrés Manuel López Obrador cometió "parricidio" político con Cuauhtémoc Cárdenas hace algunos años.. Ahora le toca a Claudia Shienbaum Pardo hacer lo mismo con López Obrador..  Por todas las implicaciones que se pueden presentar después de la aprehensión de Bermúdez Requena.. Dicen que el KARMA puede tardar en llegar pero llega.. 


Así que el Jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, Lázaro Cárdenas Batel, "DISFRUTARÁ", como suelen decir los brasileños: "Que la venganza es un plato que se come frío".. Lázaro es muy cercano a la Presidenta Shienbaum Pardo.. Y desde Palacio Nacional, que es donde opera, seguramente desde allí verá pasar al "muerto viviente"..  El gobierno de Estados Unidos va a convertir a la Presidenta en la "adalid" de su lucha contra los grupos criminales que operan en toda América Latina.. Seguramente se percibe que el ex Presidente Andrés Manuel, por el momento, no será molestado.. Pero pareciera que Donald Trump, lo quiere "cocinar a fuego lento"..


En el tema de Veracruz y la relación que podría tener con Hernán Bermudez.. Hay que recordar que este personaje conocía bien Veracruz.. Estuvo hasta acusado de ser partícipe del asesinato del ganadero veracruzano, Ponciano Vázquez Lagunes, en Huimanguillo, Tabaco en 2006.. Pero lo dejaron libre por falta de pruebas.. Pero deja un antecedente importante.. Y que para muchos politólogos sigue siendo un "cabo suelto" la "mini" refinería encontrada en Coatzacoalcos, hace unas semanas, que se mencionó que era utilizada para el huachicol, pero que el gobierno dijo que producían sólo aciete y que no era una refinería como tal.. Pese a que esto fue desmentido por el secretario de Seguridad Pública federal, Omar García Harfuch..    


Una situación que se presume se realizó en el sexenio de Cuitláhuac García y obviamente con responsabilidad de esa administración y de la paraestatal de Pemex.. Por eso, se observa que en esa situación  que en el caso de los Estados Unidos y el gobierno de Donald Trump, "agarró" de manera sorpresiva a la administración federal de Claudia Sheinbaum.. Jamás en Palacio Nacional pensaron que los "gringos" tuvieran una participación tan rápida.. De desmantelar al poder político y todo empezó cuando los grupos criminales fueron considerados como "terroristas".. Ahí comenzó todo y el "viacrucis" que está enfrentando el gobierno federal de Shienbaum.. ASÍ LAS COSAS..


Todo esto inició desde el 2001 hasta finalizar el comunismo con el ataque a las Torres Gemelas de New York.. Ya que en la ONU tuvo varias resoluciones inmediatas con el derecho a la injerencia.. Ahora ya no por el comunismo sino por el terrorismo.. Y esto es parecido a la famosa "Doctrina Monroe" ya sea actualizada, modernizada o 2.0.. En el sentido de que América es para los americanos.. Por eso van por Venezuela y por Nicolás Maduro.. Y ahora intenta EU "cortar" todas las conexiones del narcotráfico con México.. Qué es lo que también se está haciendo.. Pues esto todo eso se convierte en señales".. No les queda de otra que seguir luchando contra el crimen.. 


Por ello, en ese sentido, el efecto que ahora tiene lo de Hernán Bermudez en MORENA Veracruz.. Puede DESENFOCAR en una división interna de MORENA.. Que podría darse con los Ex de AMLO y los simpatizantes de Shienbaum..  Y en su momento, lo otro que sería el momento simbólico de "ruptura" en estas dos administraciones de MORENA.. Como lo fue Plutarco Elías Calles con Lázaro Cárdenas allá por el año de 1940 con el "Máximato" pareciera que para allá tendremos que "caminar".. Ya que a Shienbaum, pareciera que no tiene otra opción como Presidenta, que destruir a MORENA y aniquilar a todo lo que "huela" a López Obrador.. Todo esto por supuesto "FORZADO" por los "gringos".. 


Así que pareciera que de aquí en adelante a ningún político de MORENA.. Lo podría "salvar" que tengan cercanía con la Presidenta Shienbaum.. Ya sea como mandataria nacional o porque políticamente son aliados.. Después de todo lo que está pasando, queda claro, que por ejemplo, los "apapachos" que podría dar la Presidenta a un gobernador en México.. Son completamente IRRELEVANTES.. Ya que si el "Tío Sam" los pone en la mira o el propio Donald Trump junto con su secretario de Estado, Marco Rubio.. No habrá poder humano que pueda salvar a ese político de MORENA, principalmente porque son los que ostentan el poder, y Claudia tendrá que investigar y entregar resultados a la opinión pública.. 


REFLEXIÓN.. Hay que esperar a lo que declare ante la Fiscalía General de la República, Hernán Bermúdez Requena y si sus lazos alcanzaron al sureste veracruzano.. Ahí se podrían saber y dejar en claro muchas cosas.. Más que en este momento, Veracruz enfrenta una "TORMENTA PERFECTA" de presunta corrupción institucional en el sexenio de Cuitláhuac García.. Ya que la "Mini" Refinería de Coatzacoalcos, fue una planta que funcionó impunemente durante 5 años, a pesar de que informes de Inteligencia Militar alertaron sobre su existencia desde el 2020.. En junio de 2025, autoridades federales aseguraron más de 500 mil litros de crudo y equipos para la producción de diésel artesanal, nafta ligera y combustóleo 5.. Ojo fue Harfuch el que hizo este anuncio.. 


Luego la gobernadora Rocío Nahle minimizó el hallazgo, calificando la instalación, como una “mezcladora” de productos derivados del petróleo, lo que generó críticas por su aparente intento de desviar la atención.. Pero el gobierno estatal desde junio pasado, vive otros tipo de crisis también como la operación del crimen organizado, que tanto daño ha hecho a esta administración.. Además de una crisis energética, que se entrelazan en el fenómeno del "huachicol fiscal".. Esta modalidad de contrabando de combustibles, que involucra importaciones ilegales y evasión tributaria, que ha escalado a niveles alarmantes, con implicaciones que alcanzan a altos mandos militares, funcionarios públicos y figuras políticas.. 


Así que la crisis del "huachicol" fiscal en Veracruz.. No es solo un problema de seguridad o economía: Es un reflejo de fallas estructurales en la gobernanza energética y la lucha contra la corrupción.. La participación de altos mandos, el encubrimiento político y la permisividad institucional han permitido que redes criminales operan con sofisticación y alcance nacional.. Veracruz, por su ubicación estratégica y su infraestructura energética, debe ser prioridad en la reconfiguración de políticas públicas.. De lo contrario, el Estado corre el riesgo de convertirse en un epicentro del crimen energético, donde el combustible ilegal alimenta no solo vehículos, sino también estructuras de poder paralelas.. Y eso Shienbaum, Harfuch y Nahle, lo saben.. AMEN..


miércoles, 3 de septiembre de 2025

Dos Bocas: la refinería que aún no refina

 

Por Miguel Ángel Cristiani

En México tenemos la costumbre de inaugurar obras inconclusas y aplaudir promesas como si fueran resultados. La Refinería Olmeca, mejor conocida como Dos Bocas, es el ejemplo más reciente y más costoso de ese viejo vicio político. Desde su inauguración en julio de 2022, se nos ha vendido como el buque insignia de la autosuficiencia energética, pero los hechos se empeñan en desmentir el discurso: sobrecostos estratosféricos, retrasos interminables, producción muy por debajo de la prometida y, ahora, la paradoja de una refinería “estratégica” fuera de operación por un simple corte de energía eléctrica.

La planta, ubicada en Paraíso, Tabasco, debía ser la joya de la corona de la política energética de la llamada Cuarta Transformación. Se presentó como el proyecto que nos liberaría de la dependencia de combustibles importados, sobre todo de Estados Unidos. Pero a dos años de haber sido inaugurada, su desempeño dista mucho de la autosuficiencia prometida: en julio procesó 156 mil barriles diarios, menos de la mitad de su capacidad diseñada (340 mil). Y de esa cifra, solo 57 mil barriles se convirtieron en gasolina y 76 mil en diésel. En otras palabras, su producción real sigue siendo marginal frente a la demanda nacional de combustibles.

El contraste entre el discurso y la realidad no es menor. El presidente López Obrador prometió que Dos Bocas costaría 8 mil millones de dólares; el Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos estima que la cifra real ya rebasa los 21 mil millones. Es decir, un incremento del 162 %. En cualquier país serio, semejante desfase presupuestal sería motivo de escándalo, investigaciones y sanciones. Aquí, en cambio, se normaliza y hasta se celebra como “inversión estratégica”.

Las cifras oficiales de Pemex confirman los tropiezos: en junio la refinería alcanzó un pico de 191 mil barriles diarios; en julio la producción cayó 9.5 %. La gasolina refinada bajó 27 % en ese mismo periodo. Y aunque el diésel mostró un alza del 18 %, el balance general sigue estando muy lejos de justificar la inversión faraónica.

No es la primera vez que un megaproyecto energético se hunde en sus propias contradicciones. Baste recordar los elefantes blancos de Pemex en décadas pasadas: plantas petroquímicas subutilizadas, gasoductos ociosos, refinerías que nunca llegaron a su capacidad prometida. Dos Bocas no rompe con esa tradición; más bien, la perpetúa con un costo mayor y un disfraz propagandístico de “soberanía energética”.

El problema no es solo técnico ni financiero, sino estructural. La política energética mexicana sigue atrapada en un modelo del siglo pasado: apostar por refinar más petróleo en lugar de transitar hacia energías limpias y diversificadas. El mundo avanza hacia la descarbonización; México se aferra al crudo. Así, Dos Bocas no solo es un proyecto caro e ineficiente, también es una apuesta contraria a las tendencias globales.

Ahora bien, el contexto político tampoco es menor. En vísperas del arranque del nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum, se anuncia la creación de un fondo de inversión de 250 mil millones de pesos para financiar proyectos estratégicos y aliviar la deuda de Pemex, la petrolera más endeudada del mundo. Además, se proyectan 105 mil millones de pesos adicionales para el mantenimiento y operación de refinerías. La apuesta, de nuevo, es sostener a costa del erario una empresa que no logra levantar cabeza.

El gobierno asegura que, en 2025, Dos Bocas alcanzará su capacidad máxima de 340 mil barriles diarios. ¿Será? Los antecedentes invitan al escepticismo. En mayo, la planta produjo apenas 43 mil barriles diarios de gasolina, una cuarta parte de lo que supuestamente debería generar. ¿Cómo confiar en que el próximo año, por arte de magia, logrará multiplicar su producción por ocho?

Más allá de las cifras, lo que Dos Bocas simboliza es la persistencia de una visión política que confunde soberanía con terquedad. No se trata de negar la importancia de la seguridad energética, pero sí de reconocer que no se alcanza con elefantes blancos ni con obras inauguradas al vapor para presumir en giras presidenciales. La soberanía energética requiere planeación, diversificación, transición hacia renovables y, sobre todo, transparencia en el uso de los recursos públicos.

Dos Bocas debería ser, más que motivo de aplauso, una llamada de atención. Una refinería que costó más del doble de lo presupuestado, que opera a medias, que se apaga por un corte eléctrico y que produce menos de lo esperado, no puede presentarse como triunfo nacional. Es, en todo caso, un recordatorio de que la política energética mexicana sigue atada a inercias, intereses y discursos que no resisten el contraste con la realidad.

El reto de la próxima administración será decidir si continúa alimentando este espejismo con más dinero público, o si, de una vez por todas, se reconoce que la soberanía no se construye con proyectos faraónicos sino con políticas sensatas, honestas y sustentables. Mientras tanto, Dos Bocas seguirá siendo lo que hasta hoy: una refinería que refina poco, cuesta demasiado y simboliza mucho de lo que México necesita superar